Tema y Variaciones 42 - page 193

Fernando Martínez Ramírez
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necesariamente efímera. Lo demasiado breve no impresiona en
profundidad; lo excesivamente largo difumina la unidad de efecto.
No es lo bello sino lo contundente lo que sobrecoge: la belleza lle-
gará después, por ensalmo.
2
Dos de los cuentos de Enrique Serna en
Amores de segunda
mano,
“El alimento del artista” y “Borges y el ultraísmo”,
3
cum-
plen muchas de estas exigencias. En ambos los finales son sorpre-
sivos, sobre todo en el último, aunque la unidad de efecto está
mejor lograda en otro relato, “La extremaunción”, mientras que el
carácter experimental de “Amor propio” se presta a interpretacio-
nes desde míticas hasta psicológicas, y las implicaciones filosóficas
explícitas se vuelven axiomáticas en “La noche ajena”, sobre todo
por un terminajo propio del epicureísmo: la
ataraxia
o tranquilidad
de ánimo o vida sosegada a que aspira el burgués (en realidad, el
común de la gente) apoyándose –según Epicuro de Samos– en
cuatro virtudes cardinales: la sencillez, la moderación, la templanza
y la alegría. De lo que se trata es de no multiplicar las necesidades,
conformarse con lo indispensable. ¿Qué es la noche ajena sino la
pudibundez de vivir para los demás a fin de no asumir el riesgo de
estar vivo y vulnerable?
La narrativa de Serna con frecuencia es tremendista: emplaza
lo real para remover su aspecto grotesco. Crea situaciones absur-
das desde el mundo de todos los días y luego las consuma con al-
gún giro provocador, por lo regular presidido por la venganza,
pasión fundamental que mueve a los personajes. Un sacerdote, a
modo de extremaunción, viola a la anciana agonizante que se in-
terpuso entre él y el amor de su vida. Un escritor vaca-sagrada es-
cribe un cuento para ridiculizar al académico ingenuo que se
atrevió a bajarle a la vieja, de la cual, por lo demás, ya quería librar-
se. La venganza en los personajes y la venganza a nivel narrativo,
digamos extradiegética, autoral.
Si pensamos en
El miedo a los animales
,
4
también de Serna,
nos quedará claro que el escritor prefiere la iconoclasia, pero lo
hace tan deliberado que resulta insulso, carece de peligro. Entra a
la alta cultura, si no por la puerta principal –pues no es digno de
2 
Edgar Allan Poe, “La unidad de impresión” y “El objetivo y la técnica del
cuento”, en Lauro Zavala,
op. cit.,
pp. 13-18.
3 
Enrique Serna,
Amores de segunda mano,
México, Cal y Arena, 1994.
4 
Enrique Serna,
El miedo a los animales,
México, Joaquín Mortiz (Booket),
2003.
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