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Tema y variaciones de literatura 44
Esa noche, querido diario, no pude dormir. Apenas conciliaba el sue-
ño, tenía pesadillas horribles: veía la mesa donde habían tendido a
Bruno, pero era yo quien ocupaba su lugar: muerta, pálida, rodeada
de flores. Alrededor de la mesa y cargando rosas en el hocico, Bruno
daba vueltas. Luego se paraba en sus dos patas traseras y dejaba las
flores sobre mi pecho.
19
Tomando en cuenta que para Freud “el excitador del sueño es un
deseo, y su cumplimiento es el contenido del sueño”,
20
podríamos
decir que el deseo de Brenda Berenice es ocupar el lugar del perro:
“muerta, pálida, rodeada de flores”. Pero no debemos interpre-
tarlo como un deseo de estar muerta como Bruno, pues en los
sueños la muerte suele ser simbolizada por una partida.
21
Lo que
Brenda Berenice quisiera es tener la misma atención y admiración
que en las demás personas despierta la figura del perro. Es decir,
lo que ella refleja en su sueño es un sentimiento de envidia y nar-
cisismo que muy probablemente tiene su origen en su infancia lle-
na de hostilidades.
Brenda Berenice relata un tercer sueño casi al final de su dia-
rio, poco después de haberse ido a vivir sola a un departamento:
Soñé que estaba en una habitación oscura de un edificio viejo. Yo
agonizaba sobre la cama y me veía fea, vieja, pálida y muy sola. No
quería morir. Llamaba a mis amigos pero nadie acudía. En la pared
se encontraba una especie de altar saturado de retablos de santos y
veladoras encendidas. Los ojos de los santos adquirían vida y sus ca-
ras cambiaban de expresión constantemente. Puse más atención y
descubrí que la cara de uno de ellos, correspondía a la cara de mis
amigas. Ahí estaban las once mil vírgenes adustas y arrepentidas.
Desperté llorando con la angustia como gargantilla francesa; María
de Las Angustias a las tres de la madrugada.
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Este sueño está conectado con el anterior. En ambos Brenda Bere-
nice se ve recostada, aunque un el primero esté muerta y en éste
19
L. Montaño,
op. cit
., p. 83.
20
S. Freud,
op. cit.,
p. 118.
21
En la décima de las
Conferencias de introducción al psicoanálisis
, Freud
proporciona una simbología para interpretar los sueños, entre ellas menciona que
la muerte es simbolizada como un “viajero”, o con la partida de alguien.
22
L. Montaño,
op. cit
., p. 138.
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