Helder Ariel Díaz Ceniceros
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descubierto. Regresé a mi casa aprisa y sintiéndome más enredada
que una bola de estambre.
17
Al haber sido escritos por el personaje en la misma jornada, no es
difícil encontrar una relación entre el relato de este recuerdo y el
sueño infantil que menciona al principio. Lo que parecía ser un
acto de voyerismo (de Brenda Berenice al esconderse para obser-
var el acto sexual de Fernando) y exhibicionismo (de Fernando al
incitar a Brenda Berenice a observarlo) se convirtió en una viola-
ción tumultuaria, en un acto de perversión sado-masoquista. Sá-
dico por parte de los “garañones” que se turnan para someter a
Fernando; masoquista por parte de Fernando quien, según el re-
lato de Brenda Berenice, se quedó inmóvil, esperando a que cada
uno de sus violadores se le montara.
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El niño devorado por sus compañeros es la forma en que
Brenda Berenice representa la violación de Fernando y el miedo
atroz que sentía de ser la siguiente víctima de los verdugos de su
amigo.
El segundo sueño que relata es uno que tuvo mientras vivía
con su amiga Violeta y veía constantemente a su grupo de amigas,
“Las batichicas”. Según la narración de esa jornada, tras la muer-
te de Bruno —el perrito faldero de Mónica, una de las batichicas—
organizaron un funeral y sepelio en el que predominó un ambien-
te melodramático donde el perro fallecido recibió grandes
atenciones y lágrimas. Finaliza la jornada de la siguiente manera:
17
L. Montaño,
op. cit
., pp. 60-62.
18
Sobre el sadismo y el masoquismo, Freud menciona que “el concepto de
sadismo comprende desde una posición activa y dominadora con respecto al ob-
jeto sexual hasta la exclusiva conexión de la satisfacción con el sometimiento y mal
trato del mismo. En un sentido estricto, solamente el último extremo puede deno-
minarse perversión. De un modo análogo, el concepto de masoquismo reúne todas
las actitudes pasivas con respecto a la vida erótica y al objeto sexual, siendo la po-
sición extrema la conexión de la satisfacción con el voluntario padecimiento del
dolor físico o anímico producido por el objeto sexual. El masoquismo, como per-
versión, parece alejarse más del fin sexual normal que la perversión contraria; es
difícil definir si aparece originalmente o si más bien se desarrolla siempre partiendo
del sadismo y por una transformación de éste. Con frecuencia puede verse que el
masoquismo no es otra cosa que una continuación del sadismo, pero en este caso
dirigida contra el propio
yo
. (Sigmund Freud,
Tres ensayos sobre teoría sexual
, trad.
de Roberto Mares Ochoa, pp. 43-44.)
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