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s icio ptibüco".'
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de
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y de snlvcdadcs, lisst.i llcí
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a coticluii (pie hay una
culpa específica cn cl íiinrionamicnio de los servicios ptlblicos
C I U I K I O
este lia asumido ricrta lovtiia irregular (¡e prestación —o
de falt.i de prestación— pcrjodirial para nn particular. Esia culpa
no está siempre viucuLida con el nbrai de un .igente; ¡nicilc ser
en ncisioncs una eiil
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iuipersonal en la qtte no sea posible atrí-
biiir cl datío al obiar imprudente J e alguien. Diifretiois señala
este ejemplo: en tinas inaniotjras militares que debieron hacerse
- MitiúuT. tt alruiilo lie la mfioimliilidMl
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kkJnilnisMitiía:
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LIÍI¡.3 il^l Kiii^iu piitilicu, 3IIL'III.II 1:«.- I01 tt?1,4|ll>l
¡•íti.T3l.i, iN.in de lüTJj.
(1)11 .iiin.is ciijiadas (oii piiU'ora, et íiiiil ite un snlilaitn dispaiò
nil pioyetiil veiilailero ipie lue a lesioii.ir a iiti.i pei.sDii.i que las
pieseiici:iba. En este caso no seria posible ailseiibir l.i icsponsa-
bilid.id a n:ulie, ponpie. por tas reglas del ileieclio peiiil habría
(pie presumir inocentes a todos los soldados. Sin embargo, es cier–
to que hubo una culpa del servicio público, eti cuanto cpie hubo
iin pelotón, till grupo de soldados, en el que uno de ellos llevaba
arma con proyectil y no solamente con pólvora.
La culpa no debe jirobarla et particular en la forma estricta
en (pie debe demostrar la culpa en una arción privada de respon–
sabilidad civil, porrpic es tan complejo cl mec.inisiiio del Estado
(juc si fuera a imponerse al particular ta carga de la prueba
de
quién y cómo cometió ta culpa en el servicio, li.ibría en nVucliai
ocasiones imposibitiil.id absoluta para satisfacer es.i carga y se im-
]}ondría absolver a la Administración. Por eso ct Consejo de Es–
tado cn sus t'iltimas ejecutorias sólo exige del particular <jue ale–
gue y que pniebc el daño y es cl mismo Consejo el que en nn
proccíüiniemo inquisitivo busca si existió ta culpa, y si ta encuen–
tra demostrada dicta la condenación. En otras palabras, en estos
juicios de res¡ionsabilidad no rige et procedimiento acusatorio.
Por líltimo. acaso la nota in:ls importante, es que Iiay cierta
autonomía cmrc el concepto de ilegalidad y cl roiicejiio de res–
ponsabilidad. N i todo acto ilegitimo de la Administración es cau–
sa de responsabilidad ni todo acto legítimo libera de ella al Es–
tado. Esto se explica por el propósito constante del Consejo de
Estado de hallar un equilibrio entre dos elementos; ta defensa
del particular y la necesidad de no establecer trabas insuperables
a la Administración en su obrar diario. H a tenido cl Consejo de
Estada que exigir una falia del servicio relativamente grave, para
no atentar en los agentes del Estado actitudes tímidas, que hagan
imposible la marcha de la Administración Pública. Aquí, comenta
Dufrenois, se advierte cómo la justicia administrativa no nació en
Francia por respeto sólo al principio de la división de poderes,
sino por una exigencia social: lograr tribunales conocedores de
las necesidades de la Administración, independientes hasta donde
la independencia es precisa para lograr un juicio imparcial, pero
por su preparación y antecedentes vinculados con ella en la me–
dida indrspensabte para que sus fallos no se emitan por razotu-
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