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(.'iiilos ciaii los
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la l-fdt taci òli
f o r n o dueña dtl jicnijlco tn lus (Orminos dtl articulo
27
cousii-
tucional. la comptlcnc¡a corrts|iondía a la ,Sii[)rtiiia Corit d t jiis-
tifia. Ut Coiii|iañia (iciii
:nKlri
(!a
o j i n s o
!a c\ctpc¡úu dt iniotii[)C-
ttiicia fiiudaJa cn la riistinción tradicion
.il
de la dolile persona–
lidad; (lijo qiic una roiiresióii ]>ctroltra n o cs
un
i t i o de ilereehn
privado p o r lo r
]ue
la cniii'iciida no dtbia veniihnse ante la
Su–
prema Corte c n
l i n i i n
instai^cia. DespiRs de deliatcs muy ]>rolon-
palios
1
,1 .Supiema Corte aceptó qne el c:i\o "Mercedes" prcsciua-
ba un,i situación
nut
\"a que n o tiieajalia e n iiin;;iino tic los extre–
mos (le la jurispiudtiicin clásica, pues si Ijien era fieno (pie una
concesión petrolera no es un acto de dcrcclio privado, la anul.i-
ción de ella n o ]iodia hacerse nicdi.uuc
u n
atto de imperio, sino
mediante un juicio (esso, dentro del error .
T
que c n capitulo ante–
rior altidíamos s-a, (le contundir la irrcvofabiüdaíl de
un
arto le|;(-
limo con
1
.1 iinposihitid
.id
de nniilai u n acto viciado).
La
Siipre-
ma
Corte, dejando c u pie los casos tradicionales, aunque ncRanito
la teoría de la ílnbtc pcisonntidad del Esiaito. introdujo con cier–
to capriclio nuevas hipótesis derivadas de cierta iiucrpictación
que no lirne intcr(-5 profundizar y que se relaciona con las diver–
sas
propiedades que a
su
juicio tonsafrra cl articulo
27.
El único valor de la ejecutoria "Mercedes" es lialicr dcscntiirr-
to con motivo de la demanda del Gobierno
un
caso distinto de
los que sisiematiraba la jin isprudcncia tradicional; csie caso, por
to ilemiis, era tino <tc lantns. Pueden, en efecto, mencionarse tnii-
elioí m.ls cn que sin que cl origen de la controversia sea un acto
de derecho privado, la Federación tenga que ir a juicio como par–
le adora o pueda ser iltmantlada. Desde luego, los casos de rcs-
ponsabilidatí por actos administrativos de que nos venimos ocu–
pando, no pueden enciiaíli-arse dentro del derecho privado, ni
ej
pcsihle tampoco ne(pt que cn ellos, por la razón que al prin-
eiiiin hetnos dado, ta parte demandada no
es
ct órgano que eiiii-
lió cl acto gcnerailor de rcspons.ibiiidad sino el Estado mismo
(ciiandLi se li.ibl.i.
iiaiiii
.iliiitiiie ilr l
.i
itspiini.iliilid.ui drl FM:itl<i
y nn ll,- l.l simple lesponsabilid.nl del ageiile).
V Cs que ti eiiiir o l i i l i a
en
conluiulir un piubttiiia puraniente
procesal
como
es
et
de ilcrinir quién es p.nie t n un juicio, con
la ciitMióii, (pie ya
mi
es procesal sino de Jevtclin su>t,iniivo,
de
ilttormiiiar tii.imiu la .ictividad del Esiadn ipiedj u nn sometida
a
un redimen cxoibii.intc respecto del dcieclio priv.iilo que su–
pone
1
.1
[losibílitlad de una acción por vfa unilateral y cu.-indo la
gestión estatal, no obstante estar sometida
a
ese régimen exorbi-
lamc, ptictle ser gincrinlora de obligaciones para cl Estado
y
de
(lercciioí relativos para los particulares, cuyo ejeicicio exija,
a
taita de un cumpliinieiito vnliintario, el enjuiciamiento
itc
la per–
sona jurídica del Estado y no sólo del órgano. La Suprema Cftrtc
lia
confundido la cuestión procci.il con ta cueiiión de fondo y ha
querido rcsolvci aiiut'lla en función de isla.
La noción (le parte es
y
no pucitc ser sino procesal,
"Es
parte,
lia ílifho Cliimcnda, tpiieii demanda
y
aiiiiél fíente
a
quien
и
demanda una actuación de la ley." L)e manera que c.ida
vez
que
un pariicular endereza una acción no en contra He un órgano
est,itnl reclamiliidole l.i anutacíón de uu acio, sino cuntía el Esta
do mismo,
o
cuando por ciialipiier titulo la Federación Linilparerc
como parte actora, no puede negarse que t n
nn
sentido procesal
la Federación es parte, así la acción
sea
infundada.
Con ciertas limitaciones, derivadas
de
hibitos muy antiguos
ligados con el ptaiiteaiiiicnro de este problema cn México,
en
la
t-ey
Orgánica de Trilinnalcs Federales
de
1031
se
.^uiso volver a
este concepto procesal para definir
los
juicios
en
cpie la Federa
ción es parte. El intento no pros|>eró
y
más aún,
el
último infor
me del Presidente de la Suprema Corte indica que dicho Alto
Tribunal ha vuelto a la jurisprudencia anierior al asumo "Mer
cedes",
es
decir,
a
la esqneinaiización derivada
de
la doctrina de
la doble personalidad, cuya iiisufícienfia
e
inexactitud hemoi
anotado ya.
En el fondo lo que ha habido cs esto: la conciencia
de
que
si
se entrega
a
la
.Corte
el conocimiento
en
única instancia
de
шИэд
los litigios en
que
In Federación cs parte
en
sentido procesal, nu
podría desahogar
su
trabajo. Así
to
confiesa el presidente Valen-