A una plaza, para poseerla, es preciso entrar desde los cuatro
puntos cardinales;
de
igual modo,
hay
que salir
de
ella por
esos cuatro rumbos. De lo contrario, la plaza le sale a uno al
paso inesperadamente antes de que estemos preparados para
tropezárnosla. Un estadio posterior,
y
se le busca, la utiliza·
mos para orientarnos.
Benjamin (1980)
El Zócalo es un espacio urbano: entorno material, procesos discursivos
y práctica social se encuentran en relación recíproca dentro de la
compleja estructura de la ciudad. Una de las hipótesis centrales que
se derivan de mi trabajo es que la práctica social no sólo se define a
través del territorio físico-espacial, sino, a la inversa, que es precisa–
mente el espacio urbano el que es construido mediante la apropia–
ción y representación simbólica. El estudio de un espacio urbano
tan definido requiere por tanto de un acercamiento desde diferentes
direcciones y perspectivas. La cita de Walter Benjamin constituye
una divisa de este trabajo y describe el método empleado en él.
El microcosmos Zócalo, al igual que la ciudad en su conjunto,
refleja un espacio fragmentado que se caracteriza por poseer cier–
tas estructuras y niveles específicos. Esos niveles , que ofrecen posi–
bles estructuras de ordenamiento, coexisten y se superponen en parte
de manera recíproca. En la plaza se ponen de manifiesto las distin–
tas etapas históricas (prehispánica, colonial, moderna), pero también
las distintas funciones sociales (políticas, religiosas, económicas, fes–
tivas, nacionales) y los distintos discursos urbanos (centro, identi–
dad, representación). El análisis de cada uno de los aspectos de esas
etapas, funciones y discursos, atendiendo por ejemplo a la cronología
histórica, podría ser un principio para investigar el Zócalo.
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