Estados Unidos en el exterior fueron superiores en
106, y mayor todavía su lEDpor 132. No obstante,
desde 1985 su saldo favorable desaparece para
tornarse negativo en 111 y 45, respectivamente; y
seguiría aumentando deficitariamente hasta alcan–
zar los 660 y 28 en 1989 (véase cuadro 2.3). Todo
lo anterior, es decir, la participación en las expor–
taciones mundiales, el saldo en la balanza comer–
cial y los activos financieros reflejan el rápido des–
censo de la presencia económica internacional de
los Estados Unidos en los años ochenta.
Cuadro 2.3 Inversión internacional e inversión extranjera
directa (miles de millones de dólares)
Concepto
1980
1985
1989
Inversiones de
Estados Unidos en
el exterior
607
950
1 410
de los cuales:
lED
215
230
373
Inversiones externas
en Estados Unidos
501
1 061
2 070
de los cuales:
lED
83
185
401
Saldo para
Estados Unidos
De la inversión total
106
(111)
(660)
de la
lED
132
(45)
(28)
Fuente:
OíCD
Economk Surveys.UnkedSmes,
1989/1990.
Desde 1982, la economía de Estados Unidos
parece haber perdido su capacidad de expansión,
interna y externa. Además de no contar con recur–
sos para su financiamiento, se generaron desequi–
librios que han tenido que ser cubiertos con fuen–
tes externas. Resultado de ello es su contraída
presencia en el exterior y la consiguiente trasnacio-
nalización que presenta su economía.
Un rasgo claro en su retroceso hegemónico y
competitivo, acentuado desde 1985, se visualiza en
su transformación de acreedor en deudor interna–
cional, como consecuencia de sus desequilibrios
comercial y financiero. Este retroceso se ha mani–
festado desde entonces tanto en los mercados dis–
tantes y globalizados como en su propio espacio
geográfico.
"De 30 a 60% del consumo interno de varios
productos manufacturados de alta tecnología -au–
tomóviles, computadoras, componentes electróni–
cos industriales, maquinaria y electrodomésticos-
provienen de la
RFA
y potencias asiáticas como
Corea, Taiwàn, Hong Kong у sobre todo Japón...
De ahí las razones del enorme déficit comercial
externo que afecta al conjunto de sus cuentas inter–
nas y externas".^ Y de ahí también que la alternativa
de arreglo deba pasar por la solución de sus dese–
quilibrios con países como los mencionados, varios
de los cuales han alcanzado fuerte presencia en la
economía mundial; así como por estrategias de
reacomodo interno que contrarresten las caídas en
los ritmos de crecimiento, financiamiento interno
y productividad.
Ahora bien, no todo se traduce en déficit,
desequilibrio o baja productividad para la econo–
mía estadounidense. Existen, por ejemplo, indica–
dores que se refieren a logros mantenidos o alcan–
zados. Dentro de ellos destacan el comportamiento
del sector agrícola, a pesar de que su excedente no
compense el déficit manufacturero; el nivel del
producto per capita, que sigue por arriba de las
demás economías; y el dinamismo en el sector
servicios. Por destacar sólo algunas de las posibles
referencias.
N o obstante, el margen de ventaja en ellas ha
disminuido. La caída de su competitividad vuelve
al centro de las discusiones internas, si se conside–
ran varios de los indicadores que la fundamentan,
como son el comportamiento del producto y la
productividad, el desempleo y la inflación cuyos
resultados recientes parecen haberse rezagado de
los niveles pretendidos.
LA GLOBAL I ZAC I ÓN DE
LA ECONOMÍ A MUNDLVL
Los elementos económicos vertidos en el punto
anterior reflejan una creciente vulnerabilidad de
Estados Unidos hacia los flujos comercial y finan--
ciero internacionales. Iniciada desde los años se–
senta y setenta, dicha vulnerabilidad se ha venido
Bernardo Corro,
op. cit.
p. 678.
1...,9,10,11,12,13,14,15,16,17,18 20,21,22,23,24,25,26,27,28,29,...104