.. .bajo un sistema de
laissez-faire
el nivel de empleo
d e p e n d e ,
en gran
m e
dida, del asi denominado estado
d e
confianza. Si éste se deteriora, la inver
sión privada baja, lo que
d a
como resultado una caída
e n la
producción y
un descenso en el nivel
d e
empleo (ya sea directamente o a través del efecto
secundario del descenso de ingresos derivados del consumo y la inversión).
Ello otorga a los capitalistas un poderoso control indirecto sobre la política
gubernamental: lodo lo que puede conmover dicho estado de confianza debe
ser evitado cuidadosamente porque podría provocar una crisis económica.
Pero una vez que el gobierno aprende el truco de aumentar el empleo me
diante sus gastos, este poderoso dispositivo de control pierde su efectividad.
En consecuencia, deben ser considerados como peligrosos los déficit presu
puestarios necesarios para llevar a cabo la intervención gubernamental. La fun
ción
social de la doctrina de "finanzas estables" es la de lograr que el nivel
de empleo dependa del "estado de confianza"."
Para el caso de México, piénsese, verbigracia, en el significado más o me
nos equivalente que tiene el principio de la "libertad cambiaría". En otras
palabras, si el "estado de confianza" se deteriora, el capital se declara
en huelga: paraliza ta inversión o procede a fugarse al exterior."
Otra de las razones a las cuales alude Kalecki deriva do las relaciones
políticas a las que puede conducir el logro y el mantenimiento del "pleno
empleo". En sus palabras, "bajo un régimen de pleno empleo permanente,
el 'despido' dejaría de jugar su papel como medida disciplinaria. La posi
ción social del empresario se vería paulatinamente socavada y la clase tra
bajadora tendría mayor confianza en sí misma y una mayor conciencia de
clase. Las huelgas en demanda de aumentos salaríales y por un mejora
miento de las condiciones laborales crearían tensiones políticas". Las ga
nancias, agrega Kalecki, podrían aumentar, "pero la 'disciplina en tas fá
bricas' y la 'estabilidad política' son más apreciadas por los dirigentes que
las ganancias. Su instinto de clase les dice que el pleno empleo duradero
es erróneo desde su punto de vista y que el desempleo constituye una par
te integral del sistema capitalista normal"."
5. Las experiencias actuales, tanto en el polo desarrollado como en el
subdcsarrollado, confirman a plenitud las hipótesis kaleckianas.
" Ibid., pp.
26-27.
E n e l periodo 1979-1982, l a i entradas bruta; de capitales (suma de las varia
ciones d e la deuda exlerna bruta, privada y pública, y d e la inversión extranjera d i
recta neta) llegaron
л
55.4 m i l millones de dólares en M é x i c o . F.n ei m i i m n lapso, la
fuga d e capitales ascendió a 26.5 m i l millones d e dólares, o sea, casi la m i t a d d e las
ptimeras. V e r Banco M u n d i a l .
Informe
гоЬте ri dnarrallo
mundial,
1985,
"Washing-
tnn, 19ПГ>, p. 74,
"
/bid., p p . ?D-29.
Juliet B. Schor, por ejemplo, en un ejercicio economètrico que cubre a
los países más desarrollados,*' encuentra evidencias de interés para el pe–
riodo 1950-1980. En una primera fase que cubre aproximadamente las dos
primeras décadas de la posguerra, el comportamiento de los salarios rea–
les es procicüco. Posteriormente, digamos en el último tercio del período,
tal asociación se debilita o desaparece. Es decir, el movimiento de los
salarios reales tiende a independizarse de las fluctuaciones cíclicas, dando
fe del creciente poder de regateo asalariado incubado por el auge y tas
bajas tasas de desocupación que tipifican a la posguerra inicial (años cin–
cuenta y sesenta). El estancamiento de los setenta, según Schor, no es ca–
sual; "la restrictiva política macroeconómica ha jugado un importante
papel. O sea, la situación reciente es al menos en parte atribuibte a un
esfuerzo deliberado por inducir un descenso económico".'* De hecho, agre–
ga la autora, "las actuales políticas deflacionarias de largo plazo pueden
haber sido motivadas por el fracaso de los cambios en el producto para
moderar ta inflación
y
el crecimiento del salario teal."
En ocasiones, se tiende a olvidar los rasgos más esenciales de un sis–
tema. Por ejemplo, que la lógica esencial del capitahsmo es una lógica de
valorización del capital. Como escribía Marx,
'Ля
producción de plusva–
lía, la obtención de lucro, tal es la
ley absoluta
de este sistema de pro–
ducción","' El grado de valorización del capital se mide por la tasa de
ganancia y de aquí otra consideración elemental: las fluctuaciones de ta
tasa de ganancia regulan las fluctuaciones de la acumulación y del nivel
de actividad económica. Toda crisis presupone una caída de ta tasa de
ganancia (las causas pueden ser diferentes) y, por ende, el problema que
toda crisis plantea es el de la reconstitución de la tasa de ganancia.
Hasta los años Ireínta-cuarenta, el mecanismo tradicional utilizado fue
la dilatación del ejército de reserva industrial. Por esta vía se reduelan
les salarios reales, aumentaba la tasa de plusvalía y se reconstituía la tasa
de ganancia. Diversos factores, económicos y políticos, llevaron a impulsar
otro método, conceptualizado por Keynes. En éste, se utiliza !a inflación
para reducir los salarios reales y, por la vía del gasto público, se suaviza
el ciclo." El problema que esto genera es el indicado por Kalecki, A largo
plazo, el mayor poder de regateo salarial puede llevar a entorpecer e in–
cluso anular el mecanismo keynesiano.
"
A l e m a n i a Federal, C a n a d i , Francña, Italia, Japón, H o l a n d a , Succia, R e i n o U n í .
do y Estados Unidos.
" J . Schor, "Changes in t h e cyclical pattern of real wages: evidence from
nine
countries, 1 9 5 5 - 1 9 8 0 " ,
The Economie
Joutnel,
vol. 9 5 , n u m . 3 7 8 , junio d e 1985, p. 4 5 3 .
" Ibid.,
p . 4 G 5 ,
"
K a r l M a r x , E I
Capital,
fci,
M é x i c o , 1 9 7 4 , tomo i, p, 5 2 2 ,
Este p u n t o se retorna е л el capitulo v i , apartado 3,