El mismo Keynes apuntaba que 'la estabilidad o inestabilidad de ios
precios en períodos largos dependerá de la fuerza de la tendencia ascen
dente de la unidad de salarios (o, más exactamente, de la unidad de cos
tos) comparada con la tasa de crecimiento de la eficacia del sistema pro
ductivo"," En la posguerra llega un momento en que el salario real
comienza a crecer igual o más rápido que la productividad," O sea, la tasa
de plusvalía se congela o cae. El consiguiente aumento del costo unita
rio de la fuerza de trabajo, unido al impacto de las estructuras oligopólicas,
da lugar a presiones inflacionarias cada vez mayores. En suma, el meca
nismo keynesiano se degrada, se toma disfuncional y obliga al reordena-
miento estructural actualmente en curso. Es en este marco donde resurgen
y se consolidan, como paradigma dominante, los enfoques del moneta
rismo.
Cuánto ba avanzado el recurso a la desocupación se puede ver en el
cuadro que sigue:
CUADRO I
TASAS D E DESOCUPAaÓN EN PAÍSES INDUSTRIAUZAOOS
{promedios del periodo, en porcentajes)
Periodos
Países
1956-66
1967-74
1975-79
1980-83
J984
Bélica
2
.E
2.6
7Л
11.5
14.0
Canadá
4
.9
8Л
7Л
9
.4
11.2
Francia
1.5
2.5
4.9
7.5
9.7
Alemania Federal
1.4
M
3.5
5,4
8.6
Italia
E
.5
5.8
6.8
8Л
10.2
Japón
L7
13
2-0
2Л
2,7
Holanda
1.2
2.2
5.3
9.9
14.0
España
2.1
2.7
5.8
14,6
20,1
Reino Unido
2.5
3.4
5.8
10,9
13.2
Estados Unidos
5,0
4,6
6.9
8.4
7.4
Promedio
2.9
3.0
5.6
8.9
11.1
FUÍNTK: C, R
. Bean y P.
R, G.
L a y i r d , " T h e riie in unemployment: a multi-
countrie itudy". En
Económica,
voi. núm. 210,1986.
" J. M .
Keynei,
Ttoria
Central,
edición citada, p. 275.
" E n EsUdoa Unido», haciendo 1950-1954 igual a 100, en 1970-1974 la produc
tividad llega a IS4 y et salario real a I 6 t , Ver Sydney Weíntraub,
Capilaliim's
ln¡U-
llon and Unemphymtnl
Criiii,
Addì son-Weiley Publiihíng Co., 1978, p. 53,
Como ha señalado Kaldor, refiriéndose a la Inglaterra de la señora That–
cher, la real funcionalidad del monetarismo "radica en su éxito para trans-
fcfrmar al mercado de trabajo de un mercado de vendedores del siglo xx,
en otro decimonónico de compradores, con todos sus efectos sobre la dis–
ciplina fabril, reclamos salariales e inclinación a las huelgas"." Otro
autor apunta a los Estados Unidos de Reagan: "los banqueros centrales asi
como sus ruinosos parientes del tipo Hume-Friedman, interpretan fatua–
mente sus planteamientos como una lucha por el nivel de precios; en rea–
lidad, sus rabietas y resoplidos son invariablemente un combate con las
ocupaciones, por mantener una economía suficientemente floja y lograr
un vasto 'ejército de desempleados', desalentando los salarios monetarios
y, por esta vía, el nivel de precios"," Pensando en América Latina, Pre-
bisch apunta algo similar: "los economistas neoclásicos que profesan la fe
monetarista aconsejan persistir en la política restrictiva hasta que la fuerza
de trabajo se resigne a aceptar !a reducción de sus remuneraciones reales,
no insistiendo en resarcirse en todo o en parte del alza de los precios. Es
posible que el riesgo de que se extienda el desempleo a quienes están
todavía ocupados termine convirtiéndose en un factor de flexibilidad en
las negociaciones de salarios.** Otro notable autor latinoamericano seña–
la que:
, . .no es arriesgado afirmar que la teoría y las políticas monetarias interpretan
mejor en momentos de estanflación bs necesidades de la burguesía interna–
cional y de muchas burguesías nacionales que el keynesianismo, al sugerir
remedios radicalmente reaccionarios para afrontar ei malestar burgués: inducir
abiertamente el desempleo . , . para "darles una lección a los sindicatos" . . .
destruir el capital "ineficiente" por medio del ubre cambio y altas tasas de
interés; reducir los impuestos sobre las ganancias y Ins altos ingresos, aumen–
tar los que pagan los asalariados, cortar drásticamente el gasto público espe–
cialmente en dirección
a
reducir el salario social. Todas éstas son medidas que
deben conducir a elevar la rentabilidad de largo plazo de] capital,'*'
e, ^n resumidas cuentas, la propuesta de liberación económica encu–
bre otra: restaurar a plenitud las funciones clásicas del ejército de reserva
industrial. En la posguerra tales funciones se debilitaron y fueron en parte
reemplazadas o complementadas por cierta inflación gradual." Pero ya a
* ' N, Kaldor,
Tki Scoitrgt
of Monrlarism,
Oxford University Fres), 1982, p. xn.
" Sidney Weintraub, O u r
Stagflation
Mataitt,
Quorum Bookt, We»tport, Connec–
ticut,
1981,
p.
89.
*• Raúl Prebisch, ofr.
Í
Í
Í
., p.
149,
S. Kalmanoviiz, £ l
dejarrollo
lurdio iti tapilaliimo.
Siglo XXT Edits., Colom–
bia,
1983,
p, 262.
* ' El
trade-off
descrito рог la curva inicial de Phillips, enire emplen e inflación,
es m u y grlfico ai respecto.