Pues bien, «nie lo aludido podemos recordar el enunciado de cual–
quier manual de miicroeconomia: de los grandes componentes del gasto
agregado se pueden considerar como autónomos a la inversión privada, al
gasto público y a las exportaciones. En América Latina, según hemos se–
ñalado, es muy escaso el componente autónomo de la inversión privada
nacional. Nos quedan, entonces, el gasto público y las exportaciones. Ade–
más, si el Estado se rige por la doctrina de la "subsidiariedad", pareciera
que debemos aceptar como único componente autónomo significativo del
gasto a las exportaciones. En suma, el esquema de liberalización termina
por adjudicarle a un solo elemento del gasto global —las exportaciones—
el rol de propulsor o agente autónomo del crecimiento. De donde, la obvia
pregunta: ¿volvemos entonces al modelo primario exportador y a la indus.
tríalización inducida y ramplona que le es propia? Y valga recordar: en el
seno del patrón primario-exportador, "el dinamismo del sector extemo no
fue incompatible en algunos países con cierto grado de sustitución de im–
portaciones que podría calificarse de 'espontánea', para diferenciarla de
ia sustitución 'forzada' que hubo de emprenderse posteriormente bajo con–
diciones adversas del comercio exterior. Mientras que la primera corres–
pondía a iniciativas tomadas sobre la base de costos suficientemente bajos,
la segunda fue impulsada sobre todo a través de medidas proteccionistas".''
Agreguemos: un nivel adecuado de demanda es una condición nece–
saria mas no suficiente de ia inversión privada nacional. Dando por des–
contada una rentabilidad esperada alta, subsisten problemas de financia–
miento, de capacidad tecnológica y gerencial, etcétera. De aquí surgen
otras preguntas: ¿qué capacidad para asumir los proyectos decisivos en
mayor grado posee el capital nacional, vis-a-vis, con el capital extranjero?
¿No es acaso el Estado el que reparte, concede y regula espacios de in–
versión?
3. Lo expuesto nos permite avanzar al segundo aspetto a examinar:
el tipo de especialización internacional al que conduce el proceso de libe–
ralización en América Latina.
Cf.
cEPAL,
El proctso
di
induitfíalisación
en Amfrica
Lalina,
Nueva YorV,
19C5, p. 15. El concepto de índustrlíliíación esponlínea c-iá eürecbamenfe aíoeiado
al de "capacidad diversi ficante" del lector exportador. Ver O. Sunkel y P. Pai,
El sub-
dtiarrollo
lalinoamerieano
y la teoría
del subdetarrollo,
SIRIO X X I ,
Mfxico, 1975,
pp, 310-ЭЭ1.
De acuerdo a Leiia y Dain, U especificidad del Eslado latinoamericano reside
en la articulación que prescribe entre capitales extranjeros y nacionales. El pacto a
regular se basarla en doi cláusulas básicas: r) reservar espacios de valorización al ca–
pital nacional; íi) asegurarte a
é\te,
rentabilidades no inferiores a la del capital ex–
tranjero. Ver Carlos Lessa y Sulamis Dain. "Capitalismo associado: algunas referencias
pata o tema Estado e desenvolvimento", en Gonzaga M , Belluzo y R. Coutinbo
(edits.),
Dtienvolvimenlo
eapitaliila
no Braiil,
Editorial Bra«ilieme, Sao Paulo. 1984.
Supongamos un sistema de precios vigente
hoy y
libre de interferen–
cias estatales (como aranceles, subsidios, etcétera). Esta especie de "pa–
raíso neoclásico" es del todo irreal pero nos ayuda a perfilar mejor el ar–
gumento. En esa y otras situaciones opera una regla muy sencilla: si usted
no es capaz de producir en condiciones ventajosas no entrará al negocio.
Pues bien, respecto a los países más industrializados, el diferencial de
productividades
de
México es
hoy
muy alto y sólo se puede compensar
por la vía de salarios muy bajos o de recursos naturales excepcionales
(renta diferencial). El problema que se encierra en tal situación radica
en el tipo de especialización internacional al que puede conducir una
visión estática y aperturista de la política económica: en las ramas eco–
nómicas de mayor dinamismo, con más capacidad de arrastre y de irra–
diación tecnológica, la incidencia de tales factores (como la "baratura"
de la fuerza
de
trabajo) tiende a diluirse cuando no a desaparecer del
todo. Dicho de otro modo, si las tecnologías de producción son muy
poco utilizadoras de mano de obra, los bajos salarios poco influirán en el
abaratamiento de los costos de producción.*' Consecutivamente, si el país
acepta el veredicto del actual sistema de precios "liberado", se verá obli–
gado a especializarse en ramas tradicionales, poco dinámicas y que en el
polo desarrollado han sido desechadas por la ola del progreso. En suma,
se reprtxiucen la dependencia y el atraso relativo, amén de que la inser–
ción del país en el sistema de división internacional del trabajo tenderá
a recordar (virtudes del criterio estático de ventajas comparativas) las
pautas del esquema primario-exportador decimonónico. Opera aquí una
especie de metafísica económica o racismo larvado, pues ¿las desventajas
de hoy acaso no pueden remediarse a futuro?
El problema objetivo reside en una de las características básicas de los
precios de mercado no administrados: recogen o sintetizan las condiciones
de prL
-dución acumuladas basta eí presente y carecen de un horizonte tem–
poral largo y dinámico. La asignación
d e
recursos que de ellos se despren–
de (por ejemplo, entre producción interna o importaciones) puede, por lo
tanto, resultar la más eficaz en el corto plazo y pésima en el largo; esto
es, la suma
de
los óptimos de corto plazo no equivalen al óptimo de plazo
largo, pero esta información no la entregan los precios de mercado. Para
aceder a ella, es necesario introducir un horizonte de planificación largo:
"en el espacio temporal de un año existen muy pocas posibilidades de re-
* ' En ciertas ramas de vanguardia, la densidad de capital [acervos de capimi fijo
por hombre ocupado) no parece especialmente alta. En las llamadas "industrias de
alta tecnologia" (electrónica, computación, bioingenieria, etcétera) se pueden encontrar
algunos ejemplos. Pero este raigo no lai hace mis asequibles a los países atrasados, pues
ocupan fuerza de trabajo altamente calificada y ésta, en nueitros países, no existe o
posee un precio relativo mis alto que en los países mis deiarrollados.