Los suicidad en la literatura - page 22

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Tema y Variaciones de Literatura 40
y es versado en astrología; en tanto que Marcela, puede hablar y
pensar más que cualquier pastorcilla porque es una joven con casa,
educación y fortuna.
La historia va a tratar de un amor no correspondido, pues aun-
que Grisóstomo ama a Marcela, este sentimiento no es recíproco.
Ambos se conocieron en un ambiente bucólico: “...al pie de la peña
donde está la fuente del alcornoque”. Y para convertirlo en algo aún
más trágico, allí es donde Grisóstomo quiere que lo entierren.
La novedad de Cervantes consiste en construir la narración a
partir de contrapuntos, creados de manera realista, que se alejan del
tono mesurado de la novela pastoril tradicional. Pone a los persona-
jes en el aquí y el ahora, y también de golpe y porrazo nos enfrenta
a una situación terrible y sobrecogedora al contarnos que Grisósto-
mo se ha suicidado. En el
xii
capítulo, Don Quijote, se dedica a co-
rregir a Pedro, el cabrero, porque no usa el lenguaje de manera ade-
cuada. Sin embargo, cierto es, que más de un cervantino considera
que el habla del cabrero tiene matices que exceden al personaje. Tal
vez, lo interesante de esta sección consiste en suponer la existencia
de una norma culta del lenguaje frente a una norma vulgar. Nótese
la preocupación cervantina por la pureza lingüística. Lo que no obsta
para que se deslice el sentido del humor de Cervantes cuando en la
discusión admite Don Quijote, que el cabrero es más agudo cuando
confunde “Sarra” con sarna y admite que la sarna vive más que Sa-
ra.
8
Las nuevas ideas sobre la educación también aparecen allí en
una frase que pone en boca del tío de Marcela: “...que no habían de
dar los padres a sus hijos estado contra su voluntad”.
9
Sabia reco-
mendación en un siglo donde se exigía la sumisión total a los desig-
nios de los padres.
En el capítulo
xiii
, el contrapunto se da entre la descripción que
hacen los amigos que van al entierro de Grisóstomo, que ha muerto
por estar enamorado de una joven “real” y verdadera que no lo ama,
frente al amor ideal y aspiracional que Don Quijote siente por su
dama, Dulcinea del Toboso y que le permite al ilustre manchego ex-
plicar cómo se convirtió en caballero andante. Aunque el guiño de
Sancho se hace presente: “...porque nunca tal nombre ni tal princesa
había llegado jamás a su noticia, aunque vivía tan cerca del
8 
En el siglo
xvi
, a Sara, la esposa de Abraham, se la llamaba “Sarra”, como sa-
bemos, el personaje fue célebre por su longevidad.
9 
Quijote Ortells, p. 91.
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