Tema y Variaciones 42 - page 117

Alejandro Ortiz Bullé Goyri
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poco reconocidos históricamente, en el amplio horizonte de las
prácticas escénicas y dramatúrgicas hispanoamericanas del siglo
XX
. Sirvan estas líneas para iniciar un reconocimiento más amplio
de lo que fueron prácticas discursivas bastante alejadas de los dis-
cursos dominantes en los campos culturales de la América Hispá-
nica. No se trata de reivindicar aquí determinadas ideas de la
calidad artística de las obras y de los espectáculos, sino de abrirle
espacio a la recuperación de la memoria histórica de una serie de
prácticas culturales en donde el teatro dio voz a poblaciones mar-
ginadas, oprimidas y que además encontraron en la práctica tea-
tral algo que suele no estar presente en los dominios del llamado
“teatro de arte”: una interacción humana que dio un sentido de
pertenencia social a sectores poblacionales, consiguiendo con ello
que el teatro como medio de expresión humana, se constituyese
como factor de cambio. Y de eso mucho tenemos que aprender
en nuestro tiempo y circunstancias. El teatro llamado libertario en
Hispanoamérica, fue –a no dudarlo– una de las experiencias más
amplias y diversificadas en la renovación teatral de buena parte del
mundo de habla hispana en la primera mitad del siglo
XX
, particu-
larmente en los albores del siglo. Una característica propia y común
fue la de estar vinculado con prácticas sociales de reivindicación
política y de organización gremial. Se trata también de un genuino
teatro “de anticipación social”, que muestra las duras contradic-
ciones de la realidad social en América Latina y que ofrece un tes-
timonio de primera mano de la permanencia de una desigualdad
humana que el modelo modernizador de la economía y de los mo-
dos de producción en nuestros días no han hecho otra cosa que
agudizar lo que en las primeras décadas del siglo
XX
los movimien-
tos anarquistas y sus llamados “cuadros artísticos” habían ya
anunciado con una mirada esquemática y un tanto maniquea,
pero a todas luces, con una claridad sorprendente. Un teatro que
no siguió las consignas de las corrientes teatrales de su tiempo,
sino que mantuvo su esencia de discurso emergente y contestata-
rio, antes de que la noción de teatro social o teatro político se con-
figurara en el teatro hispanoamericano del siglo
XX
. Un teatro fiel
a la máxima anarquista: “Sin Dios ni maestro”.
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