Mauricio Bravo Correa
127
Estados Unidos, que los rechazaron. Optó entonces por escribir
otro tipo de novelas y se las ofreció de nuevo a editoriales alema-
nas. Su primer gran éxito fue
El barco de los muertos
(1926) que
narra la vida de un marino norteamericano sin documentos de iden
tificación, incapaz de cambiar su suerte y al que nadie echa de menos.
Entre 1928 y 1930 recorrió el sur de México y se sumó a expedicio-
nes por Chiapas en las que se hacía pasar como fotógrafo norue-
go. Ahí se hizo amigo de indios y blancos por igual. Acostumbraba
visitar fincas cafetaleras y madereras, y mostraba gran interés por
la lengua y la arqueología. Varios de sus relatos giran sobre las ex-
periencias de un hombre llamado Gales y su trato con los nativos.
A su primera novela siguieron otras, también en alemán:
El tesoro
de la Sierra Madre
(1927);
Puente en la selva
(1929) y
La rosa blan-
ca
(1929), que lo volvieron autor de culto en Europa. Entre los años
30 y 40 publicó lo que llamó “El ciclo de la caoba”: 6 novelas que
relatan el trabajo de los indígenas en los aserraderos.
No son valorados igual Franz Kafka, Thomas Mann y B. Tra-
ven, sobre todo cuando este último se ocultó muchos años en el
anonimato, aunque cobraba las regalías de sus libros, que son una
parte de la fama añorada por el narrador. A pesar de las dudas, la
experiencia de la decepción y las viejas lecturas, provocaron la es-
critura de una novela hibrida.
LA ESPINITA CLAVADA EN EL ORGULLO DE ESCRITOR
El tema principal de
La rosa blanca
es mostrar la manera de extraer
el petróleo, bajo los preceptos del capitalismo de entre guerras,
para ello se mostró el método de extorsión en un país del tercer
mundo. Un narrador omnisciente nos narra a dos personajes prin-
cipales, de dos contextos distintos, uno es Mr. Collins, poderoso
ejecutivo de una compañía petrolera, y el otro es Jacinto Yañez,
dueño de una centenaria hacienda mexicana. Los dos tienen en
común el petróleo, sin embargo, Mr. Collins quiere comprar la ha-
cienda para extraer petróleo y continuar con el sueño norteameri-
cano; y Yañez no vende por sentirse responsable de la población
que vive en sus tierras. Ambos explican sus posiciones en sendos
capítulos: Yañez empieza cuando los abogados mexicanos de la
compañía norteamericana le ofrecen oro por su propiedad; éste se
niega y hace reflexiones sobre el valor de la tierra en la vida de los
Revista_42.indb 127
10/11/14 12:27