Luis Alfonso Martínez Montaño
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por dentro, pero por dentro acaso también el cangrejo resuelva
ecuaciones de segundo grado.
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En medio de la ironía presente en la reflexión, podemos señalar
que el hombre padece la doble condición de ser un animal pen-
sante y al mismo tiempo sentimental. Además, con el accionar del
personaje se nota la presencia de otra dualidad: eros-tanatos. Gre-
gorio vincula el sexo con la muerte, según la crítica, no goza sino
que se trata de un desintegrarse, un intentar, es decir, el estado
transitivo que enuncia la manera consciente de contraer el pade-
cimiento es “al mismo tiempo indecisión poética entre la vida y la
muerte (‘un intentar’), y decisión programática, y de volverle la es-
palda a la vida (‘un desintegrarse’). Un negarse a sobrevivir […]”
23
.
Incluso, las reflexiones del personaje en su visita a la clínica, exhi-
ben la autoconsciencia de su animalidad, que se recalca por los
comentarios hechos por la recepcionista (una mujer en bata blan-
ca) del dispensario, por ello, el narrador precisa: “«Para ella no soy
un hombre, un ser humano», pensó con sensación de orfandad.”
(p. 151) De hecho, el espacio en esa parte del relato (la sala de es-
pera) se asemeja a una jaula sucia llena de secreciones de bestia:
En la atmósfera flotaba una pequeña peste turbia de ácido fénico,
de yodoformo, de orines, de mugre, de saliva, de vinagre, que más
bien parecía provenir de las gentes ahí reunidas como si cada una la
llevase consigo, con su triste humanidad, entre las ropas íntimas,
pero a la vez apercibiéndose de ello con una suerte de vergüenza,
melancólica, humillada y suplicante. (p. 152)
El ambiente prefigura el final de la novela, ya que Gregorio tam-
bién sufrirá físicamente por culpa de sus torturadores, quienes lo
tienen encerrado, cual animal, para aniquilarlo poco a poco en un
espacio lleno también de secreciones (orines, sangre, mugre y vi-
nagre). La idea de la prisión resulta más significativa para el perso-
naje, ya que Gregorio desea escapar de su prisión individual y la
única manera de hacerlo es a través de la enfermedad. Tener co-
nocimiento de ello constituye el drama intenso que vive. La crítica
22
Ibid
., p. 9.
23
Andrea Valenzuela, “Los días terrenales del
PCM
y José Revueltas: polémica,
poética y papel del intelectual”, p. 61.
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05/11/14 08:55