Luis Alfonso Martínez Montaño
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no. Del estúpido y cruel ser humano.” (p. 95). El uso de los adjeti-
vos en Revueltas es contundente, lo cual subraya la irracionalidad
del ser humano.
Precisemos que la caminata de ambos personajes por el tira-
dero se asemeja a la que hacían los hombres de tiempos antiguos,
aquellos que tenían miedo de la naturaleza: “Ascendieron Bautis-
ta y Rosendo hasta lo alto de la colina de desperdicios desde don-
de era posible ver el lejano resplandor de la zona fabril que parecía
ser el sordo resplandor de la corona solar de algún eclipse sinies-
tro.” (p. 99) La adjetivación del autor no deja de ser efectiva y des-
taca el tono lúgubre de la atmósfera, además, hace evocar que el
ser humano guía su accionar a través de las supersticiones.
El descenso continúa, ambos hombres avanzan con sigilo y
miedo, éste se incrementa una vez que advierten una presencia
que se mueve, en lo oscuro, muy cercanamente: “Algo se arras-
traba frente a ellos, algo extrahumano pero con capacidad de in-
teligencia y […] con otras capacidades como el frenesí y el dolor.
Era, sin duda, un cuerpo activo y a la vez sangriento: se movía
apresurado, con terror y rabia, igual que un sordomudo cruel que
quisiera consumar a solas algo monstruoso y bajo”. (p. 103)
Posteriormente, en el relato se exhibe una imagen violenta y
cruel de una bestia devorando algo: “Bautista se decidió por fin a
encender un cerillo. Ahí, a dos pasos, un perro inmenso, sobreco-
gedor, devoraba el cuerpo hinchado de otro animal. No se movió
el perro. Hundía el hocico en las entrañas del animal con una fie-
reza astuta y fría dueña del destino, dueña de las cosas”. (p. 103)
Con claridad el perro
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hace rememorar al zopilote presto a devo-
rar el cuerpo de Adán en
El luto humano
, en otras palabras, un
animal que se va a comer a otro. Además, pareciera que se anula
la oposición entre lo racional y lo animal con el destacado oxímo-
ron: “fiereza astuta y fría”.
El énfasis sobre la preeminencia de la naturaleza queda de
manifiesto al consumirse el cerillo: “Un segundo más y apagaríase
la mínima luz del cerillo y entonces el perro terrible se elevaría cre-
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Para la crítica las referencias a la figura del perro en la novela cumplen la
función de animalizar a otros seres humanos en el relato. En este orden de ideas,
la clase lumpen son los más animalizados en el texto porque son lo que se mul-
tiplican sin cesar. Véase Andrea Valenzuela, “Los días terrenales del
PCM
y José
Revueltas: polémica, poética y papel del intelectual”, en
Literatura Mexicana
,
pp. 52-57.
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