Tema y Variaciones 43 - page 186

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Tema y variaciones de literatura 43
… donde el amor, la mujer y la historia patria se funden en una for-
midable amalgama. La anti solemnidad, la vocación especialmente
trágica y el lamento se contienen y se equilibran en este poema que
es una de las mejores muestras de la evolución permanente de Efraín
Huerta y de su alta vocación civil, amorosa y poética.
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Evolución, desenfado, desacralización, ironía, dominio de los re-
cursos estilísticos, vocación y un desmesurado amor son algunos
de los atributos de este poema. De tal suerte, su relación con
La
suave patria
es pertinente, acaso obvia. En los dos hay una nece-
sidad de decir la Patria de otra manera. El poema de López Velarde
está fechado en 1921; el de Huerta, entre 1973 y 1978. Los dos
poetas habían llegado a la convicción de que la historia nacional
yacía, manipulada por oscuros intereses, inerte dentro de una re-
tórica vacua y muy pronto gastada. La obligación del poeta tenía
que ser cantarla de otro modo, desde la desinteresada fe del ha-
bitante que la entiende porque la sufre y la ama todos los días.
Escribí líneas arriba que hay más de un punto de contacto en-
tre ambos poemas. Uno de ellos es la ironía. Sonriente y leve, aun-
que incisiva en los 153 endecasílabos del de López Velarde; dolorida
y asolada en los 341 libérrimos versos de Huerta. Y pareciera que
éste, al tomar ciertas claves de los versos de aquél, intentara ofrecer
una segunda versión, a partir del mismo punto de partida: el inde-
clinable amor a un espacio físico que, pese a todo, se ha aprendido
a querer a pesar de todo.
Amor, patria mía
es un poema complejo, arduamente cons-
truido. Con las libertades que ofrece el dominio del verso libre,
Efraín Huerta construyó un poema de afanosa arquitectura. Sí des-
enfado y corrosivo; original dolorido –asolado–, que en su anda-
dura descalzadora propone una manera de leerse. A partir del mo-
tivo de que un amante, en el lecho, le cuenta a su amada un
episodio de la historia patria, Efraín Huerta juega con la primera
persona. En algunos momentos habla el poeta; en otros, es Hidal-
go el que toma la voz. No de otra forma podría entenderse el prin-
cipio del poema. Con este artificio poético, Huerta se apropia de
otros momentos de
La suave patria
y, al tiempo que se explica el
poema del jerezano, ofrece otra circunstancia de la misma patria.
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C. Montemayor, art. cit., p. 7.
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