Tema y Variaciones 43 - page 188

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Tema y variaciones de literatura 43
éste, a pesar de los “poetitas marxianos” y con la cercanía del
cuerpo tibio de una mujer. Uno fue modelado “al golpe cadencio-
so de las hachas/ entre risas y gritos de muchachas”; el otro, en el
agreste paisaje del Bajío y la pesadumbre de la historia que, a más
de 50 años de
La suave patria
y más de 150 de la gesta de Hidal-
go, se envilecía cada vez más.
Ramón López Velarde encuentra en
El caballero Destouches
,
de Barbey D´Aurevilly, el pre-texto perfecto para anunciar que na-
vegaría por “las ondas civiles. Irónico, juega con el lector y con el
poema. Afirmará negando su intención de dirigir su canto a la pa-
tria íntima e insobornable. Efraín Huerta acude (versos 15 a 25) a
una
Biblia
blasfema y a Dante para comenzar a contarle a su ama-
da lo que le interesa: ese pasaje oscuro de la historia patria en que
Hidalgo es excomulgado y escarnecido civilmente. “Desnúdate
que yo te ayudaré” le dice a su compañera de lecho, le plantea los
antecedentes –de él, poeta y de Hidalgo– y le refiere el edicto de
excomunión. Al poner, entre los versos 70 y 90, la abyecta prosa
de ese texto, el poeta pone en relieve uno de los pasajes más vi­
les de la escritura en español.
En el verso 100 hace un alto. Le solicita a su amada que des-
cansen. La lucha, de la historia y de los cuerpos, ha sido enconada.
Breve descanso para otras consideraciones; para preparar el oído
de su “mi dulzura”, para escuchar “poesía altamente heroica”: las
palabras dictadas por Hidalgo, en Guadalajara, que dictaminan el
justo reparto de las riquezas de este suelo a los naturales. Son los
versos que van del 154 al 166. Y aparece Morelos como otro rayo
de luz. Y después, del verso 195 al 206, de nueva cuenta el omi-
noso edicto de excomunión, como para que nadie pueda olvidar
tal vesania para maldecir en el nombre de Dios.
Aparecen en el poema Zapata y Martí. Otros dos luchadores
por la libertad de sus pueblos. El primero, tal vez para dolerse de
que cien años después de la gesta de Hidalgo, el
Caudillo del sur
tendría que seguir luchando por lo mismo. Tal como lo hizo el poe-
ta cubano, para quien la dignidad y el decoro eran las prendas in-
alienables del hombre libre. El poema, creciente en rabia dolorosa
por la historia referida, y también en la necesidad de la ternura de
la paciente compañera de lecho, anuncia, en los versos 275 y 276,
el final:
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