Tema y Variaciones 43 - page 223

Alejandro Anaya Rosas
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ellos, ya que, como dice Richard Nebel acerca de los pueblos pre-
colombinos de Mesoamérica, “La religión abarcaba todos los as-
pectos de la vida de los hombres: el político, el social, el familiar,
el individual, y estaba estrechamente ligada a ellos”.
14
Aún en
nuestros días, esta dinámica se puede apreciar incluso en la ciudad
–pongamos de ejemplo las famosas pastorelas, las cuales son el
equivalente a un espectáculo teatral, a la vez que sirven para alec-
cionar, catequizar, sobre el nacimiento de Jesús. Sin embargo, la
apropiación de algunos esquemas que el indígena ha llevado a
cabo, gracias a ese sincretismo que los conduce a una asimilación
notable de ciertas nociones religiosas ajenas a él, revierte el espejo
de la representación con el objeto de que el reflejo visto ya no sea
el del hegemónico, sino el del pueblo mismo.
15
Al decir pueblo me refiero a la gente que habita lugares de
pocos recursos, sitios geográficos donde se aglomera cierta canti-
dad de personas que no cuentan con los suficientes bienes capi-
tales para subsistir, como sí los tiene la gente de la centrada me-
trópoli. Estos lugares, que se pueden hallar tanto en pueblos como
en la periferia de las ciudades, forman un peculiar mapa territorial
en el cual existen dos tipos de demarcaciones: las invisibles o sim-
bólicas y las externas, o sea las creadas por la parte dominante, el
Estado, a manera de imposición de un orden. Las nociones sobre
espacio que estas personas guardan en su conciencia están más
encaminadas a la idea de espacio sagrado; de tal forma que el
arraigo que sienten por
su territorio
, es un arraigo espiritual, sim-
bólico e intransferible. No se ama al paisaje propiamente, o sea a
la construcción visual y externa edificada por múltiples factores
tanto contingentes e históricos, como de planeación de un orden;
el sentimiento de arraigo rebaza lo último instalando a los indivi-
duos en la idea del territorio “propio”, identitario; hablamos,
pues, de una etnoterritorialidad:
14 
Richard Nebel,
Santa María Tonantzin, Virgen de Guadalupe
, p. 83.
15 
Como ejemplo podemos tomar el caso de Benedita Cypriano Torres, Santa
Dica; suceso histórico que, si bien narra un hecho poco creíble: la muerte y resu-
rrección de esta mujer, que pone de manifiesto “la debilidad ideológica de un mo-
vimiento que no tiene como base una reflexión a la vez teológica y científica”, sí
nos muestra como cierta comunidad se ve representada por la santa, comunidad
que adquiere identidad a través del “milagro” y que esta identidad a la que aludi-
mos es representativa de los pobres. Daniel Camacho, “Los movimientos popula-
res” en
América Latina, hoy
, p. 144.
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