Tema y Variaciones 43 - page 226

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Tema y variaciones de literatura 43
menos tendrán la prioridad ante la figura del patrono.
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Por otro
lado, su andar es una marcha estática y atemporal, hierofánica,
introspectiva; es decir que se vuelve al origen y, a no ser que no se
tenga bien asimilado el rito, al caos primordial donde la conscien-
cia no distingue entre muerte y vida, quizá porque no es necesario
hacer esta distinción o porque no hay ni lo uno ni lo otro en ese
tiempo supra-histórico. De esto encuentro un ejemplo, a manera
de metáfora, que me pareció oportuno y que a pesar de lo terrible
de la imagen posee cierto grado de belleza; esto para ilustrar el
cómo al situarse en el interior, en un lugar sagrado, la conciencia
no discierne sobre la dicotomía precitada. Veamos el ejemplo y
después haré el comentario.
En mi casa todo era silencio, cuerpos destrozados, sangre, más sangre;
de un manojo de lumbre salía humo que dibujaba figuras en el vacío.
Afuera el susurro de los pequeños animales nocturnos, el rugir del
viento enfurecido jugando con la claridad de la luna […]. El dolor me
invadió, solamente escuché cómo se arrastraba mi pequeño hermano
por diferentes lados; de pronto se quedó callado, vencido por el can-
sancio, sosteniendo su pequeña cabeza en el cuerpo de mi padre.
Toda la noche mi palabra fue robada por los dioses […]. Mi pe-
queño hermano se despertó sin derramar lágrimas, tal como un niño
educado y alegre; empezó a juguetear con el cuerpo de mi padre, la
sangre muy roja como el color de su faja cuando caminábamos al
jte-
klum
, a la fiesta, pero al verlo no despertar lo dejó en paz, con la fuer-
za de sus manos se arrastró hacia el cuerpo de mi madre, acariciaba
los pedazos de carne y jugueteaba con la sangre, en unos instantes
parecía un pequeño monstruo asesino, rojo, bien rojo su cuerpo, su
ropa y su cabello, al mismo tiempo llevaba a su boca coágulos de san-
gre y la comía, ¡ah, el mísero de mi hermano estaba hambriento!
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El narrador describe lo que queda después de un ataque brutal so-
bre su familia, del cual los únicos sobrevivientes son éste y su her-
mano menor, un pequeño de no más de un año de edad. En este
caso la morada encierra lo violento de la escena, mientras que fue-
23 
En este punto hablamos de “‘procesos de transfiguración simbólica’, en
donde los santos patronos sustituyen a los espíritus guardianes encargados del
bienestar de su pueblo”, en este caso de su barrio. Saúl Millán
et al
., “Territorio y
cosmovisión”, en
Diálogos con el territorio
, p. 232.
24 
Nicolas Huet Bautista,
La última muerte
, pp. 45-47.
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