Tema y Variaciones 43 - page 225

Alejandro Anaya Rosas
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[…], el corazón se considera también ante todo, en todas las tradi-
ciones, como sede de la inteligencia.
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Entonces, digamos que, con esta manera de sacralizar los espacios
y a la vez apropiarse de ellos, también se busca la cercanía con los
dioses y se delimitan así fronteras entre lo sagrado y lo profano.
Vayamos ahora a una práctica específica que gran número de
comunidades llevan a cabo: las procesiones dentro de los barrios
citadinos, las que circundan algún templo.
21
Éstas no sólo conso-
lidan la relación con lo sagrado, sino también con la gente; o sea
que, de igual modo, pueden entenderse como rituales que reafir-
man la identidad a la vez que subrayan una frontera simbólica.
Una característica de estos ritos, aunque no siempre es regla, es
que cuando la comunidad emprende la procesión porta la “ima-
gen” de algún santo, éste es investido como el principal protector
de aquella gente, el patrono, y a él, ella o ellos –también podemos
encontrarnos con imágenes de vírgenes o de varios santos–, van
dirigidas las plegarias de dicha gente; deduzco entonces, que al
transitar el camino que se ha impuesto para la procesión, el espa-
cio adquiere la índole de hierofanía.
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Así pues, fuera del límite
simbólico queda lo profano, lo que se transforma vertiginosamen-
te sin que podamos hacer algo al respecto, los fetiches laicos crea-
dos por el capitalismo, por la posmodernidad. No puedo dejar de
mencionar el hecho de que al momento de la procesión se hace
patente la dicotomía dentro-fuera, centro-periferia, en distintos
grados. En primer lugar el dentro de la frontera demarcada es un
espacio único, donde sólo los que se identifican con el santo que
encabeza el ritual pueden consolidarse ante dicha imagen, es decir
que únicamente estas personas podrán ser atendidas cuando lan-
cen una rogativa al patrono de su iglesia, o en todo caso, por lo
20 
René Guénon,
op. cit.,
pp. 384-385.
21 
“Una parte importante dentro del proceso de sacralización del territorio,
además de los lugares y sitios sagrados, es el ejercicio ritual que el hombre religio-
so realiza para irlos integrando. Dichos espacios se articulan entre sí, vía el ritual,
en rutas sagradas.” Fernando Orozco Gómez y Samuel Villela Flores, “Geografía
sagrada en la montaña de Guerrero”, en
Diálogos con el territorio
, p. 177.
22 
“Debemos acostumbrarnos a aceptar las hierofanías en cualquier lugar, en
cualquier sector de la vida fisiológica, económica, espiritual o social. En suma, no
sabemos si existe algo –objeto, gesto, función fisiológica, ser o juego, etc.– que no
haya sido alguna vez, en alguna parte, en el transcurso de la historia de la huma-
nidad, transfigurado en hierofanía.” Mircea Eliade,
op. cit
., p. 35.
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