Elena Madrigal
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partió ese espacio literario con los de “Salvador Alcocer, Marta
Obregón, Rafael Riquelme, Leopoldo Sánchez Zuber, Alejandro
Aura, Elsa Cross, Guillermo Fernández […] y Homero Aridjis”
6
y
estuvo acompañado de un poema de versos largos bajo el título
compartido de “Para Rimbaud, de las hojas perdidas de su car-
net”; la firma era un escueto “Por Reyna”.
En el poema en prosa, el yo escriturario de Barrera se declara
amanuense, alter ego y compañera del viaje hacia
Une saison en
enfer
; en el poema, el verso inicial, “Ahora me vuelvo a murmu-
rar”, es umbral y salmodia de una herejía poblada por “elegantes
y viejas prostitutas!” y “pudorosas vírgenes de desnudas carnes”.
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Barrera se apropia, entonces, de una voz lírica masculina y de un
par de emblemas decadentistas para cantar tempranamente al
cuerpo femenino, a la vez que se hacen presentes el azul y la luna,
prolepsis de un universo en el que la escritora hallará paulatina-
mente claridad y contundencia para poetizar el amor lésbico. En
1965, Reyna-Rimbaud pareaba el azul de la tinta y la luna, emble-
ma ancestral de lo femenino, de esta manera: “Te escribiré este
otoño, después no habrá más palabras […] azules, serán blancas
como el aliento del invierno. Seré […] un éxtasis tras éxtasis hasta
despedazar doce lunas que me dieron su espejo de tiempo”.
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Después de aguardar tres décadas debido a que “era maestra
[normalista y debía pasar] a un segundo plano, tal vez a un tercer
plano [para] pasar inadvertida”,
9
Barrera emprende la publicación
de autora de su obra como parte de su conciencia de que su escri-
tura se dirige a un público lector doblemente minoritario: el de la
ocupó las oficinas de una revista y [finalmente] la sala de arte del
OPIC
, avenida
Juárez 42, edificio C” (Oscar Mata, “
Mester
, 1964-1967: Revista del taller literario
de Juan José Arreola”, p. 202).
6
Óscar Mata, art. cit., p. 204.
7
Reyna Barrera, “Para Rimbaud, de las hojas perdidas de su carnet”, p. 41.
8
Ibid
., p. 42.
9
La explicación es parte de la entrevista que María Elena Olivera Córdova rea-
lizó a Reyna Barrera en 2008 y que a su vez forma parte de
Entre amoras. Lesbia-
nismo en la narrativa mexicana
(véase la p. 142). En esta obra fundamental, Olive-
ra incluye una semblanza biográfica-profesional de Barrera y una apreciación
crítica sobre la novela
Sandra, secreto amor
(
ibid
., pp. 141-9), manifestación ficcio-
nal de la “visibilización positiva de la experiencia lésbica” (
ibid
., p. 172) de la disi-
dencia sexogenérica posterior a la novela
Amora
de Rosamaría Roffiel. El enfoque
feminista de Olivera permite ubicar a Reyna Barrera bajo las coordenadas de la po-
lítica y la cultura de sus entornos familiar y de formación literaria en la
UNAM
en la
década de los sesenta.
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