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Tema y variaciones de literatura 43
Escucharemos luego relatos por parte de algunos de los testi
gos. Ya en el Colegio de Bachilleres, el profesor de historia comen
tó que vivió cerca de allí. Que esa tarde no fue al mitin, atendió un
encargo familiar, pero que estuvo escuchando toda la noche de
tonaciones de armas de fuego provenientes de la plaza de Tlate
lolco. Que al llegar a su casa venían corriendo aterrados un grupo
de jóvenes a los cuales permitió refugiarse durante muchas y es
pantosas horas. Otro profesor, compañero de trabajo en la Facul
tad de Estudios Superiores Cuautitlán de la
UNAM
, Esteban García,
quien habitó en la zona de edificios que colindan con la Plaza de
las Tres Culturas, dormitando en su habitación de repente vio
cómo en el techo quedaron incrustados cinco o seis disparos de
metralleta, la ventana destrozada. ¿Y muertos? Seguramente por
cientos, a pesar de lo dicho. Vino la Olimpiada, vimos ciclistas, ma
ratonistas, gritamos de gusto ante la hazaña de Felipe “El tibio”
Muñoz, organizamos pequeños juegos deportivos entre los niños
vecinos, y quizá el gusto por tal fiesta no alcanzó su mejor mani
festación –consecuencia menor por supuesto– por el hecho lo que
días antes ocurrió en Tlatelolco. México es México y siempre hay
una sonrisa que todo lo borra. ¿Qué habrá pensado el licenciado
Díaz Ordaz al, inevitablemente, ver la Torre de Rectoría el 12 de
octubre, al ir a inaugurar los Juegos Olímpicos en Ciudad Univer
sitaria? ¿Justificaría el olvido esa sonrisa suya, esa necesidad de
aplauso expuesta toda aquella mañana? ¿Habrá habido en su
mente y su conciencia un segundo de recuerdo por los jóvenes
muertos apenas diez días antes?
José Revueltas quedó preso en el mes de octubre. “Ya apresa
mos a José Revueltas”, escuché por un amigo, que le refirió un
pariente que en aquel entonces desempeñaba un cargo oficial. Las
declaraciones luego del licenciado Gustavo Díaz Ordaz en su quin
to informe de gobierno, la minimización de los hechos, la repre
sión de que fueron objeto los presos por el movimiento estudiantil
y que el mismo Revueltas señaló en su
Año nuevo en Lecumberri
,
4
contrastan notablemente con la depuración y engrandecimiento
de los personajes más ejemplares que estuvieron involucrados en
el movimiento estudiantil, mismo que señaló a algunos de los más
preclaros mexicanos. Nuestros gobernantes contrastaban fuerte
4
Véase José Revueltas, “Año nuevo en Lecumberri”, en
México 68: juventud
y revolución. Obras completas
, vol. 15, México, Ediciones Era, 1978, pp. 223–244.
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