Vladimiro Rivas Iturralde
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es, a fin de cuentas, un adjetivo– revela una inquietud filosófica
por llegar a la esencia de las cosas, a una sustantividad que se le
escapa entre los dedos. El símil adquiere, en Revueltas, no sólo
una dimensión poética sino también gnoseológica: ¿qué son y
cómo son, en fin de cuentas, las cosas y los hechos? Revueltas,
conjeturo, parte de la dificultad del hombre por conocer, y conclu-
ye que sólo a través de los paralelismos, de las analogías, puede
aproximarse a la esquiva sustancia de las cosas. Pudo haber evita-
do los símiles, pero un pudor moral y estético se lo impedía. Omi-
tirlos supondría un acto de soberbia mediante el cual se conside-
raría haber llega al hueso de las cosas.
En “Dios en la tierra” encontramos enumeraciones de hipér-
boles y símiles como ésta:
Llegaban a los pueblos sólo con cierto asombro, como si se hubieran
echado encima todos los caminos y los trajeran ahí, en sus polainas
de lona o en sus paliacates rojos, donde, mudas, aún quedaban las
tortillas crujientes, como matas secas. Los oficiales rabiaban ante el
silencio; los desenfrenaba el mutismo hostil, la piedra enfrente, y te-
nían que ordenar, entonces, el saqueo, pues los pueblos estaban ce-
rrados con odio, con láminas de odio, con mares petrificados. Odio
y sólo odio, como montañas.
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También la hipérbole es un adjetivo. Forma parte de ese sistema
adjetival que durante tanto tiempo fue consustancial a la obra na-
rrativa de Revueltas y del que poco a poco fue despojándose y, al
mismo tiempo, perfeccionándolo. La hipérbole tiene como fun-
ción exagerar la realidad narrada, magnificarla o superponerse a
ella, como si, en el caso de Revueltas, esta realidad no le bastara.
También “La palabra sagrada” abunda en hipérboles, pero aquí su
función poética está plenamente lograda. Donde el efecto poético
no se ha alcanzado, o sólo a medias, como en “La frontera increí-
ble”, la hipérbole no pasa de ser un gesto, una mueca melodra-
mática. Revueltas afirmaba que éste era su mejor cuento, pero
esta historia de un agonista, situada en el límite entre la vida y la
muerte, este intento por contar desde la “otra frontera”, desde el
más allá, es muy teatral: está llena de gestos y muecas (los adjeti-
vos, las hipérboles): le falta sobriedad, cierta imperturbabilidad es-
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J. Revueltas, “Dios en la tierra”,
op. cit.,
p. 14.
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