Tema y Variaciones 43 - page 90

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Tema y variaciones de literatura 43
era, por la técnica, un novelista moderno, sino perteneciente al
siglo
XIX.
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Estas notas acerca del estilo de Revueltas quedarían incomple-
tas sin la mención de un rasgo crucial, que algunos críticos, como
Evodio Escalante, José Joaquín Blanco o Philippe Cheron, han re-
gistrado y estudiado escrupulosamente: la concepción del mundo
como cárcel, y el uso de un estilo que la expresa de modo dramá-
tico y despiadado. Si Revueltas concibe el mundo como una pri-
sión, su estilo será implacablemente sombrío, con predominio de
los colores oscuros y de frases y vocablos que sugieren, con maniá-
tica insistencia, el encierro, la soledad y la muerte. Esos mundos sin
salida aparecen planteados en casi todas sus novelas,
Los motivos
de Caín
y
El apando
, especialmente, y en casi todos sus cuentos.
La constancia más evidente está en algunos de sus títulos:
Los
muros de agua
,
El apando
, “Los hombres en el pantano”, “Cama
11”.
El apando
(1969)
es, sin duda, la obra maestra narrativa de
Revueltas: por su concreción, su concentración de tiempo y espa-
cio, por su depuración estilística, su tensión casi insoportable. Qué
gran capacidad de ternura en lo horrible. Su tema es la libertad
humana, pero a partir del planteamiento de su necesidad, de su
ausencia. El sexo aproxima a los hombres con más fuerza y urgen-
cia que cualquier otra necesidad y se convierte en grito violento
con las prohibiciones. Descenso a lo más elemental, primitivo y te-
rreno del hombre. Crudeza despiadada: la cárcel como detonador:
el hombre quiere estallar, convertirse en otro hombre: ser.
Pero sus temas del encierro aparecen, no sólo en los mencio-
nados, sino en cuentos como “La conjetura”, en el cual se aísla a
un personaje de los demás hombres por su enfermedad mortal;
“El quebranto”, que es una crónica de la primera reclusión de Re-
vueltas en el reformatorio, comienzo de una larga serie de cárce-
les, que desembocaría, temáticamente, en
El apando
. “El hijo ton-
to”, que plantea el contraste entre el encierro de un chico tonto
en el cuarto oscuro donde agoniza su madre, y la luz solar que él
sale a buscar, como un grito de libertad. “La soledad” afronta un
caso policial, el de una mujer asesinada por su marido, su dolor
expiatorio, su entrega a la policía. La perspectiva no es policial sino
humana, antropológica: el encuentro de dos soledades, la del ase-
sino y la del burócrata de la justicia. El crimen provoca una corrien-
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J. J. Blanco,
op. cit.,
pp. 27-28.
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