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Tema y variaciones de literatura 43
origen. Generalmente, Revueltas parte de un personaje individual
y específico, pero su formación filosófica (o deformación, según
se vea) lo invita a generalizar, a hacer de ese individuo un ser ge-
nérico. También en esto magnifica: un hombre se convierte en
el
Hombre
, un ser humano en
el Ser Humano
. De ahí la dimensión
metafísica, mítica o poética que pretende infundir a sus persona-
jes. Sus reflexiones poéticas tienen un marcado acento nerudiano.
Revueltas admiraba a Neruda, particularmente al poeta nocturno
de
Residencia en la tierra
; lo amaba como a un hermano, con
quien encontraba muchas afinidades estilísticas, particularmente
el trato con los colores oscuros y la “nocturnidad”, el uso frecuen-
te del gerundio y, de fondo, un acendrando humanismo materia-
lista, un punto de vista antropológico del hombre: el hombre es un
organismo sensible, pensante y mortal, situado en un punto geo-
gráfico concreto del Universo. Eso basta y sobra.
Quizá también en virtud de esta visión antropológica, genéri-
ca, del hombre, los personajes, al menos en
El luto humano
y en
Dios en la tierra
, no aparecen individualizados: son vistos como ti-
pos, abstracciones pertenecientes a un grupo social, a una clase,
a una especie: la especie humana. Y, en una suerte de movimiento
pendular, Revueltas se esmera en darles cuerpo, volumen, límites.
Esta perspectiva trae consigo consecuencias estilísticas importan-
tes: un fuerte detallismo realista, terrígeno, telúrico, que busca ha-
cer a los personajes muy concretos, muy palpables y de carne y
hueso, vitales. Cualquier reflexión de Revueltas arranca de la cor-
poreidad, del hombre delimitado por las fronteras de su cuerpo y
llega, en consecuencia, a la muerte, término de todas sus reflexio-
nes, como en “La frontera increíble” o en sus novelas, como
El
luto humano
. En “La soledad” escribe:
Un jefe de barandilla preciso, que ocupaba un lugar sobre la tierra,
que se movía dentro del espacio. Esto resultaba tanto más absurdo
cuando a él no le importaba realmente ser o no jefe de barandilla.
Un cuerpo en el espacio, en la tierra, en el mar, en el Universo. Su
cuerpo y los demás cuerpos eran como países, con unas fronteras de
piel, de vellos, de hilos de algodón y lana. Los rodeaba el aire, ese
país sin posible geografía.
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J. Revueltas, “La soledad”, en
ibid.
, p. 109.
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