Tema y Variaciones 43 - page 79

Vladimiro Rivas Iturralde
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o pensamientos, peculiares al autor”.
2
Yo añadiría que en esa pe-
culiaridad se inscriben las maneras, los manierismos, las manías
que hacen inconfundible a un escritor. En otras palabras, aunque
tocaré el tema de su corrección o incorrección estilística, me parece
más importante averiguar si una narración está bien o mal conce-
bida y qué aspectos literarios y éticos –en el más alto sentido del
término– expresan esta corrección o incorrección, estas maneras y
manierismos. Si, como afirma Murry, un relato o un poema están
bien concebidos, son inmunes al peligro de estar correcta o inco-
rrectamente escritos, porque concebir una obra literaria es conce-
birla en su totalidad y su particularidad.
3
Entonces, si afirmo que
hay “errores” estilísticos en las primeras obras de Revueltas, es por-
que también había “errores” de concepción, errores estructurales.
Así ocurre en sus primeros libros, particularmente en los cuen-
tos de
Dios en la tierra
, en los cuales la narración pura es sustituida
por la
interpretación
de esos hechos. La voz del autor es constan-
te en estas narraciones, de donde resulta una permanente
califi-
cación
de las acciones, es decir, una constante adjetivación, a me-
nudo contradictoria. Y no basta un solo adjetivo. Las acciones y
situaciones son descritas casi siempre con una enumeración de
tres o más adjetivos. Las descripciones poseen rasgos fuertes, es-
cultóricos, como en los aguafuertes y murales de Orozco. Y esta
es una gran virtud que nunca perderá Revueltas. Sus frases expli-
cativas, aparentemente inútiles, cumplen una función poética: la
del versículo bíblico. Adviértanse, en primer lugar, las connotacio-
nes bíblicas de los títulos de sus libros:
Los hijos de Caín
,
El luto
humano
,
En algún valle de lágrimas
,
Los días terrenales
,
Dios en la
tierra
. Cabe subrayar que, aunque el punto de vista sobre la reali-
dad es, en Revueltas, antropológico y materialista (marxista, al fin),
el impulso es, por sensibilidad literaria, religioso, bíblico.
Los días
terrenales
se abre con este párrafo, tan inconfundible de su autor:
“En el principio había sido el Caos, mas de pronto aquel lacerante
sortilegio se disipó y la vida se hizo. La atroz vida humana”.
4
Y se
cierra con éste, también de reminiscencias bíblicas: “Lo conduci-
rían a otro sitio, sin duda, para torturarlo nuevamente. Para cruci-
ficarlo. Ésa era su verdad. Estaba bien”.
5
2
Middleton Murry,
El estilo literario
, p. 71.
3 
Ibid
., p. 16.
4 
J. Revueltas,
Los días terrenales,
p. 9.
5 
Ibid
., p. 232.
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