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Tema y variaciones de literatura 43
El camino que recorrerá Revueltas hacia la depuración de su
estilo, total en
El apando
(1969) –una de las cumbres de la narra-
tiva mexicana–, es el camino hacia una irreprochable
concepción
de la obra. En su cuento “El abismo”, de
Dios en la tierra
, escribe
Revueltas de un criminal:
Era el doloroso, el humanísimamente humano placer de la autotor-
tura y la autonegación. Necesidad de ser humillado, de ser escupido
y despreciado, por toda la bajeza y la ruindad que sordamente tenía
acumulada en su alma. Era la única redención posible: la única ma-
nera de pagar todas sus culpas.
6
Este texto, puramente interpretativo, que también describe a El
Carajo, aparece en
El apando
casi íntegramente
supuesto
. Esta su-
posición es uno de los rasgos de madurez de su estilo. Revueltas ya
no necesita describir a su personaje desde afuera de la narración:
los actos mismos de El Carajo y las miradas de los otros personajes
lo describen, le dan vida, no tanto las palabras del narrador. Ésta es
la diferencia entre las acciones mismas y la
interpretación
de las ac-
ciones. Si se las interpreta, abundarán los adjetivos, puesto que hay
que describirlas; cuando no, los adjetivos escasearán porque los
actos serán mostrados en su desnudez sustantiva. Y es lo que ocu-
rre en
El apando
. Es la diferencia que existe entre hablar acerca de
los personajes y dejar que los personajes hablen por sí mismos o a
través de la mirada de otros, aunque la narración se haga en terce-
ra persona.
La digresión filosófico-poética es, entonces, en las primeras
obras, una constante estilística de Revueltas, y revela una profun-
da insatisfacción escritural. Al parecer, la narración escueta de los
acontecimientos no le basta: es para él una cárcel. Necesita, a par-
tir de un elemento narrativo, entrar, por la digresión, a una esfera
filosófico-histórico-poética. Lector de filosofía, lector de Hegel y
de la Biblia, Revueltas no describe los hechos mismos, sino su sig-
nificado trascendental, no escribe la historia que quería contarnos
sino su comentario retórico, con un tono filosófico y religioso, in-
flamado, bíblico. “Sinfonía pastoral” (de
Material de los sueños
),
por ejemplo, está atravesada por una larga digresión teológica. El
camino es doble: por una parte, abstrae el acontecimiento me-
6
J. Revueltas, “El abismo”, en
Dios en la tierra
, p. 125.
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