Gloria Zaldívar Vallejo
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o en los Estados Unidos se puede crecer, se puede aprender, y se
puede trabajar mejor que en el campo; el segundo es que a los di-
ferentes gobiernos y empresarios nacionales y extranjeros no les
interesa el país y han invadido tierras con un afán lucrativo o por
la explotación de minerales, madera u otros recursos, lo que ha
provocado empobrecimiento y disputas entre los pobladores con
el mismo propósito y, el tercero, el flagelo que ya todos conoce-
mos y que ha divido a familias, a pueblos: los cárteles de la droga,
que han cubierto de ignominia y han pasado por alto los más ex-
celsos valores de dignidad, de cuidado, de protección, de respeto
por otro ser humano en aras de la codicia, del poder de una oli-
garquía que gobierna el país.
Si, por desgracia, el panorama de los años treinta que narró
Revueltas con el niño de “Dormir en tierra” no ha terminado.
Los
olvidados
que retrata la película de Buñuel siguen pisando nues-
tras calles todos los días. Muchos de ellos son niños que vienen de
sus pueblos escapando de una realidad violenta en sus hogares,
donde la pobreza ha generado el desapego y el descuido de la uni-
dad familiar. Otros más, cuyas familias migraron hace ya varias ge-
neraciones, son defeños de los barrios antaño habitados por or-
gullosos obreros, pero que desde los años ochenta han visto
disminuida su calidad de vida porque tienen empleos temporales
en servicios o engrosan las filas de desempleados o de vendedores
ambulantes informales.
Haciendo nuestras las palabras de la filósofa María Zambrano,
podríamos decir que tanto en
Los días terrenales
como en “Dormir
en tierra” Revueltas revisó y reinterpretó la historia de la primera
mitad del siglo
XX
mexicano con la finalidad de “volver la vista
atrás, revivir su pasado a ver […] [si sorprendía] el instante en que
se rompió su dicha”.
17
Ya que “[el] que no sabe lo que le pasa,
hace memoria para salvar la interrupción de su cuento, pues no es
enteramente desdichado el que puede contarse a sí mismo su pro-
pia historia”.
18
En efecto, Revueltas rescató la historia de los mexi-
canos de la provincia y los obreros de la década de los treinta para
entender lo que pasaba; de manera que sus palabras, aunque pa-
recieran solamente insistir en “el lado moridor” de la vida, en rea-
lidad son esperanzadoras:
17
María Zambrano, “Introducción”, en
El hombre y lo divino,
p. 17.
18
Idem.
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05/11/14 08:54