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Tema y variaciones de literatura 44
tras grandes autoridades. Obsedía a Salazar, persona y autor, una
incógnita para la que sabía que no encontraría respuesta ni dentro
de sí ni con ninguna suerte de guía espiritual: si la vida es un cami-
no y cada día, cada acto u omisión, un paso en el trayecto, ¿logro
hacer de ello —se preguntaba en voz alta— una peregrinación o
no es otra cosa que un extravío sin sentido?, ¿llegan mi vida y la
de mis personajes a su Santiago de Compostela?
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No es broma: hay quien nace chichimeca y se convierte en ju-
dío, para efectos literarios así como espirituales, se entiende, per-
fectamente meditados (mas no con fines confesionales). Con el
tesón chichimeca capaz de sobrevivir a todos los gobiernos que los
siglos les van presentando, Salazar estuvo preparado para com-
prender la mística hebraica: ser del desierto, expatriado en su pro-
pia tierra y con el viaje sin fin como señal en la afrenta; el viaje
como ritual se nombra exilio y peregrinación. Salazar lo fue descu-
briendo conforme pasaba de la infancia a la pubertad en los llanos
y colinas alrededor de Tepetongo y en los libros que cada vez lo
acogían más: paisaje terregoso de cactos, matas y yerbajos y libros
que lo seducían como espejismos de engañosas imágenes: el de-
sierto
formidable
de la página en blanco es uno y el mismo, se llama
libertad. Una novela querida que en más de un punto es retrato
proyectivo que exhibe la intimidad de nuestro zacatecano es
Por-
trait of a Lady
de James. La vida de la joven neoyorquina Isabel
Archer empieza el mediodía en que en aquella mansión de las
afueras londinenses rechaza a Lord Warburton, el mejor de los par-
tidos posibles. Huir en ese momento del papel de esposa es ape-
tecer un horizonte abierto en pos “de la vida”, como ella exclama
a su anciano tío Touchett. Retomo un punto: es bajo la figura de
esta rebelde y contradictoria Isabel Archer que se inserta el eros
homosexual latente en algunas historias de Salazar. Ese impulso,
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Me permito esta intromisión personal para la que no tengo fuente escrita.
De 2000 a 2001 viví en Lisboa; entonces planteé a Salazar un pequeño dilema del
que no pudo escaparse: ¿dime por qué no vienes a visitarme a Portugal?; dame
una razón. Salazar, que antes de ello no se había planteado conocer ese país, acep-
tó el reto que era una invitación y volvió de ese viaje turístico una experiencia fun-
damental en su vida. Largamente conversamos sobre el dilema mayor extravío/pe-
regrinación en el viaje con escalas y en tren que hicimos juntos Izrael Trujillo,
Severino y yo de Lisboa a Coimbra, Porto y concluir en una misa
solemnis
en San-
tiago de Compostela, catedral de catedrales. (Fue en esa visita que Salazar visitó
por primera vez el pueblo de pescadores portugués de Nazaret y se estremeció con
la leyenda de dom Fuas Ropinho.)
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21/10/15 15:05