Alberto Paredes
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para ser chivo expiatorio recurrente en la historia de Occidente.
¿En qué medida la debilidad o identificación con víctimas, mártires
y corderos lustrales germinó desde el catecismo, en este sencillo
muchacho de familia católica provinciana? Sin él saberlo com
pletamente, pues no era su tarea sino la de engendrar, la de hablar
con personajes, su obra, al no encontrar respuesta, se aleja del con-
fesionario tanto como de la comunión y la paz de los bienaventu-
rados para construirse a solas un hogar de preguntas y misterios.
La manera de vivir su condición sexual y de expresarla veladamen-
te en su literatura, tienen aquí su planteamiento más pertinente.
El libro, tanto la Biblia como toda la biblioteca en su entorno,
así como los once breves volúmenes de Salazar está abierto, espe-
rando. Estimo que en nuestro medio al menos dos personas están
calificadas, llamadas para leer y explicarnos: su paisano, como él, no-
velista y universitario, Gonzalo Lizardo, tan discreto como él para
no ostentar la profundidad de su curiosidad intelectual, y la figu
ra respetable de quien fuera su maestra en los años universitarios,
doña Angelina Muñiz-Huberman, uno de los mayores conocedores
en México de cultura hebraica.
*
Un apunte sobre la obra no escrita. Una novela gay en tiempos de
la Nueva España-Nueva Galicia, a partir de casos históricos por él
encontrados en el
AGN
(por desgracia no tomé nota de nombres o
particularidades), en los cuales se basaría libremente para algo que
como escritor lo tentaba cuando llegaba al final de su vida sexual-
mente activa: una novela alimentada de las peripecias homoeróti-
cas de un noble libertino, o todo lo libertino que se pudiera ser sin
parar de inmediato ante el Santo Oficio. Probablemente corta y en
tono irónico e inspiración picaresca y galante. Se trataba de pro-
seguir tres esfuerzos de esta obra: los héroes marginales, fuera o
no erótica su extravagancia; los personajes que a través de su no-
che van descubriendo que han de dar un sentido moral a su erran-
cia; y, por supuesto, su voluntad de novelizar la Nueva Galicia.
Otras dos novelas que acompañaran a
La locura de las flores
.
La historia de Paulina Zúñiga tiene como uno de sus escenarios la
casa que comparten tres amigas. Pues esta novela es en efecto
diestra en su austeridad. El autor ha llegado al punto en que podía
cristalizar en pocos sucesos y pocos escenarios la novela de una
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