muy representativa del programa total, ya que se
trata
de
las primeras viviendas terminadas, en las
que las densidades de predios son menores y,
por lo tanto, en las que la proporción de vecinos
nuevos y desconocidos también es menor.
Por todo lo expuesto anteriormente, no
soфrende
la
opinión más
generalizada
entre
los benefíciarios
de
Renovación Habitacional
Popular,
de la
escasa participación de su parte en
el
diseño
de
los proyectos de vivienda o selección
de
prototipos:
' N o hubo participación, pues cuando llega–
mos la vivienda ya estaba construida y no hu–
bo el momento de opinar."
"El
proyecto y el prototipo nos fue asignado, al
igual que las familias que quedarán aquí."
"Conocimos el programa y lo que contendrá,
pero no tuvimos ninguna participación."
"No se nos tomó en cuenta para asignar el tipo
de vivienda."
"No pudimos opinar; sólo nos presentaron el
plano y dijeron que firmáramos."
"íbamos a las juntas, y en el módulo nos decían
lo que iba a pasar;
mi
dábamos nuestro pare–
cer."
Está claro que, para la gente, la participa–
ción no se reduce a estar informada del proyecto o
a asistir a juntas: pasos que son considerados co–
mo meramente informativos. Sus expectativas o,
por lo menos, su conceptualización ideal de la par–
ticipación, consistiría en jugar un papel mucho
raá activo en la determinación de las caracterís–
ticas de la vivienda. Sin duda, tal concepto de
participación está inspirado en la experiencia más
común de una solución habilacional alternati–
va al inquilinato: la llamada "autoconstrucción" de
la vivienda, en la que la participación del usuario
puede ser absoluta, desde la apropiación dc un
pedazo de suelo, hasta la construcción de la casa,
pasando por el diseño de la misma.
Como se ha señalado, la aplicación de téc–
nicas de "diseño participativo" era poco factible,
dadas las limitaciones de tiempo y el carácter
emergente del programa. En todo caso, tales técni–
cas, difícilmente hubieran satisfecho las aspiracio–
nes de participación manejadas por los beneficia-
ríos a esle respecto. Por otra parte, si el cum–
plir con los criterios de "participación" maneja–
dos por los beneficiarios no fue posible, no por
ello el programa de Renovación carece de ele–
mentos importanics en materia de participación.
Entre otras cosas, está claro que la implementa–
ción operacional del programa a nivel predio fa–
cilitó enormememente las relaciones entre grupos
dc beneficiarios, sus representantes y Renova–
ción Habitacional Popular.
1. Para un análisis dc ta participaciún del sector inqujlína-
riü cn los movimientos urbanos populares, víase Moctezuma. P.
• l a Coordinadora Nacional dej Movimienlu U r t a n o Popular en
e] Valle de México" y Mercado. A . "Rcsislencia de pobladores
cn el Centro dc la Ciudad", amhos en Alonso J. (cixirtl) l.Ofi
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2. Véa.se por ejemplo, Rodríquez Velazquez D. ' L a O T ^ -
nización Popular ante el Reto dc la RcconsIrucCLÚn" Revista
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cnero-mar/o 1986; Ramírez Sitz J.M. 'Organizaciones Popula­
res y Lucha Política" Cuadernos Políticos, № 43, enciD-maiM
1986; Schicingart, M y t^zama, J L. "Crisis Urtana y Respues­
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