2.3. Actítudes y Expectativas sobre la Organización
Social en Los Nuevos Condominios Vecinales
'Casa de la vecindad donde tan pobre nací.
Hoy te demolerán, mis recuerdos dónde irán
Patio de mi vecindad, donde de niño jugué...
Mi juventud se acabó, un edíricio nuevo
Te sustituyó."
(Despedida a Florida 54, ei 10 de octubre
de 1986)
Cambias que Implica 'el Cambio": Actitudes Gene–
rales
Las relaciones sociales en la vecindad gira–
ban en torno al problema de ser inquilinos - que
pagaban bajas rentas; a las consecuencias de ha–
bitar un inmueble al cual nunca se le hacían com–
posturas ni reparaciones - tal cosa quedaba prohi–
bido; a la necesidad de compartir espacios y ser–
vicios - fuente de pleitos y rivalidades pero también
de comimicación y solidaridad; a los conflictos
con la casera y con el propietario - responsables de
resolver los problemas y garantizar la seguridad
del edificio.
Todo lo anterior cambió y, con ello, las re–
laciones coa las cuales la gente estaba acostrum-
brada a manejarse en su vida cotidiana.
Para
empezar a conocer el grado y dirección de esta
transformación, se sondearon las opiniones de los
beneficiarios en relación con los tres aspectos bási–
cos del cambio: el nuevo patrón arquitectónico
de solución habitacional, incluyendo la disponibi–
lidad de servicios individuales; el dejar dc ser
inquilinos
paia
convertirse en propietarios y, muy
relacionado con lo anterior, las nuevas responsa–
bilidades en cuanto al mantenimiento dc tas vi–
viendas y del conjunto habitacional.
Es necesario recordar que los beneficia–
rios entrevistados y encuestados tenían muy poco
tiempo de ocupar las viviendas nuevas o renova–
das: cuando mucho llevaban cuatro meses allí y,
en la mayoría de los casos este lapso era menor.
Así, la gente todavía no acababa de asimilar todas
las implicaciones de su nuevo modo de vida para
las relaciones vecinales; cualquier evaluación al
respecto necesariamente es prematura y puede
aportar sólo hipótesis para investigadones futuras.
Por el momento, se puede identificar a tres grupos
de beneficiarios, de acuerdo con sus actitudes y
expectativas manifiestas en cuanto a los cambios
previsibles de las relaciones vecinales.
Un primer grupo manifestó lui optimismo,
casi incondicional, en cuanto al cambio: por tener
casa nueva, todo iba a mejorar. D e acuerdo con
la encuesta, este grupo era mayoritario, ya que un
74% opinó que los vecinos se ayudarían más y un
52% pensó que se llevarían mejor en las nuevas vi–
viendas.
Olro grupo expresó que, hasta ese momen–
to, no había mayores cambios en la forma dc llevar–
se entre los vecinos, aunque también reconoció que
esta situación podía cambiar:
*No pienso que debe de haber cambios, pero
esto el tiempo lo dirá porque tenemos poco
tiempo en esta situación.'
"....tas relaciones siguen siendo las mismas
buenas relaciones de antes; sin embargo, al–
gunos ya se sienten 'más', y es con ellos que
ha habido problema"
En términos cuantitativos, la encuesta indi–
ca que entre la tercera y la cuarta parte de los
beneficiarios compartía esta opinión general de
que no habrá mayores cambios.
Sólo un grupo minoritario - un 13%, según
la encuesta - pensó que los vecinos se ayudarían
menos en las viviendas nuevas.
Sin embargo, y
a pesar de las actitudes mayoritariamentc positi–
vas vertidas en la encuesta, a la hora de tratar
más a fondo la cuestión de los efectos del cambio
en las entrevistas colectivas, los beneficiarios ex–
presaron más bien dudas sobre el signo de este
cambio. Tanto ias quejas de problemas ya sentidos,
como los presentimientos de posibles dificultades a