mex:icana) era pronunciado en e! "corazón de la ciudad" en otro idio–
ma que no fuese e! castellano, una circunstancia que fue interpretada
enseguida como una señal de democratización y apertura de! país.
Pero el Zócalo es también el objetivo de otras marchas de protesta
menos militantes llegadas de provincia. Una forma de manifestación
usual es en este caso la instalación de plantones en el centro de la
ciudad, con lo cual el espacio público se transforma por completo.
Con toldos de plástico se arman tiendas de campaña provisionales, y
alrededor de una tapa de alcantarillado levantada se instala un servi–
cio sanitario. Si uno camina por la plaza se encuentra de pronto en
medio de callejones sin salida, entre tendederos de ropa e inmensas
cazuelas para cocinar.
A veces hay hasta quinientas personas viviendo durante varias
semanas en medio de la plaza, de modo que surge un nueva y tem–
poral estructura urbana, que pone en entredicho las habituales cate–
gorías de "privado" y "público". Entre esos manifestantes se encuen–
tran, por ejemplo , campesinos de Tabasco que demandan una
indemnización del gobierno por la contaminación de sus tierras,
provocada por la industria petrolera Pemex, o macheteros que des–
pués de varios años de lucha infructuosa con los sindicatos, en aras de
lograr condiciones de vivienda más dignas, han terminado mudán–
dose con sus familias al Zócalo de la capital para que sus demandas
sean por fin satisfechas. Los maestros rurales traen hasta las calles de
la capital su incesante lucha por salarios adecuados, para de ese modo
alcanzar una mayor repercusión en la opinión pública.
Con estas manifestaciones quedan excluidas por un tiempo otras
formas de uso de la plaza. Cuando en la primavera de 2000 los maes–
tros de educación primaria instalaron su plantón en el Zócalo, no fue
posible realizar ni siquiera la ceremonia diaria de la bandera.
El
asta
fue transformado en un poste para amarrar en él las cuerdas de las
tie ndas de campaña. Los maestros interrumpieron el flujo de la vida
urbana paralizando e! tránsito con sus manifestaciones y ocupando el
espacio urbano con sus tiendas. Trasladaron al Zócalo la práctica coti–
diana privada (dormir, comer. cocinar, lavar, reunirse , etcétera). Esta
, .pmpiación ri gu fO!;a
y
lit,'r31del espacio público mediante la cons-
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