A partir de la década de 1970, y como resultado de una tímida
democratización del país, hubo algunas manifestaciones aisladas en el
centro de la ciudad. Para el movimiento estudiantil de 1968 constitu–
yó un gran reto establecer la ruta simbólica desde la plaza de T latelolco
hasta el Zócalo como trayecto de la manifestación. J ose Manuel, un
participante de ese movimiento estudiantil, desclibe su excitación cuan–
do por fin la prime ra manifestación logró llegar al Zócalo:
Era impresionante ver a decenas de miles de estudiantes avanzando a
través de la estrecha calle de Madero en dirección al Zócalo. Toda la
comitiva iba gritando consignas al mismo ritmo , de modo que la ciu–
dad parecía temblar. Cuando llegamos al Zócalo, sentimos que la pla–
za era nuestra. Hay un chiste que ha llegado hasta nuestros días yque
dice que cuando llegamos a la plaza una de las primeras demandas
fu e que agrandaran el Zócalo, ya que no cabíamos todos, ele tantos
que éramos. Recuerdo que salimos de Tlatelolco a las cuatro de la
tarde,
y
los primeros llegaron al Zócalo a las cinco
y
el úllimo contin–
gente arribó a la plaza a las diez ele la noche [... ] Yo no sé a quién elel
gobierno de la ciudad se le ocurrió la idea ele apagar toelas las luces,
con lo cual sólo consiguieron que la gente encendiera fogatas por
doquier. No había luz, pero se veían esas pequeñas fogatas por toelas
partes. Fue increíble, como si se hubiese reconquistado la plaza des–
pués de veinte años de represión [... ] Poelíamos llegar al Zócalo, pací–
fi camente, sin vio lencia ni represión. Era una atmósfera muy alegre
(entrevista con José Manuel, 19 de agosto de 1997).
El centro del poder po líti co, hasta entonces defendido rabiosamente
po r el poder del Estado, se convirtió con esa manifestación, entre otras
cosas, en el lugar d e una crítica o pinión pública de oposición . Cas i a
diario se reúnen aquí distintas agrupaciones sociales y utilizan el rele–
van te espacio público de la ciudad para expresar sus protestas o de–
mandas ante el gobierno del país o de la ciudad. Son, po r ejemplo,
ocupantes de ti erra de la periferia, que protestan ante la Suprema
desde la plaza de Tlatelolco hasta el Zócalo. Una de las pocas publicaciones críticas
sobre el tema es la antología de testimonios sobre los sucesos de 1968, publicada en
197 1 por la escritora mexicana Elena PonialOwska (Po niatowska, 1997).
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