los aclOs de malabares y aclama n a las eS lre llas . Los ambulantes ven–
den para eSla ocasión loda suene de arlículos prácticos: sencillos ban–
cos de madera, sombrillas de aluminio reciclado y lelescopi os . Ape–
nas te rminan de pasar los últimos parli cipanles , aparecen los
empleados de limpieza pública, se disuelve la barrera de seguridad, la
gente fluye desde todas partes hacia la plaza y lOman asienlO en las
tribunas ahora vacías. Al mismo tiempo, ll egan los fOlógraros inslan–
táneos que, de modo especial en eSle día, hacen un buen negocio fO lo–
grafiando personas delante de las pancartas con consignas revolucio–
narias. La plaza vuelve a ser otra vez el Zócalo de lodos los domingos.
Y, no obslante, hoyes un día especial, pues muchas personas han veni–
do exp resamenle al centro para el desfile:
El desfil e simboli za hoy
el
sacrificio de nuestros antepasados para
que alcanzáramos la libertad. Es una rememoración de nuestro pasa·
do. H emos venido hoy para ver esto en el Zócalo,
y
aquí en la plaza es
más impresionante que por televisión (en trevista con una transeún te,
20 de noviembre de 1996).
Es bueno que se recuerde nuestra histo ria. Esta fie sta es muy bo–
nila
y
es un gran suceso para nuestro país.
Es
un
mandamiento ,
un
ejemplo para todos nosotros (entrevista con un transeún te, 20 de no–
viembre de 1996).
Traigo a los
nili os
aquí para que tengan una idea de lo que fue la
revolución. El Zócalo representa nuestro pasado,
y
las festividades
del 20 de noviembre son en ese sen tido muy important.es (entrevista
con una lranseúnte, 20 de noviembre de 1996).
A lravés de la rememoració n del acontecimienlo hislórico de la revo–
lución, el cual significa hasta hoy un momento constilutivo de la socie–
dad mexicana, el Estado glorifi ca su pasado. La repetición anu al de
este riLUalizado des fil e de instiluciones eSlat.ales y representallles del
éstos, por su forma (eslruclUra, uniformes, rilmo), presentan un
orden jerárquico
que
es pe rsonificado por una elite o por el Estado,
y
que debe se rvir como modelo
para loda la sociedad. Aquí también
e l luga r
desempciia un papel esencial, la Plaza
Roja constiluye
la
10caJi zación de
la
centraJidad soviélica, de
la
hisLOria rusa, como el
ombligo de un poder políLico
y
burocrático
(Handclman,
1 990:4~).
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