La
bandera es interpretada como elemento aglutinador incluso en el
caso de personas que se pronuncian abiertamente contra las formas
de identificación nacional: "No soy nacionalista, pero la bandera sirve
para juntar a la gente" (entrevista con Raúl, 13 de abril de 1997).
La
bandera parece poseer un valor independiente como objeto, una fuer–
za simbólica que la gente le adjudica y por medio de la cual se identifi–
ca como una comunidad, independientemente de los objetivos del
poder del Estado.
Teniendo en cuenta este aspecto, hay que ver también el uso de la
bandera por parte del Ejército Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN)
y de otros grupos armados en México. Ellos utilizan la bandera como
símbolo de su lucha contra el Estado. Según su modo de ver las cosas,
el partido de gobierno, el
PR!,
se ha apropiado de la bandera del pue–
blo, excluyendo simultáneamente de la sociedad mexicana a muchas
otras personas; entre ellos están, por ejemplo, los habitantes indígenas
del sur del país y en otras regiones de México, quienes tienen su propio
idioma y sus particulares formas de vida y no viven de acuerdo con las
ideas del partido de gobierno
(Cf
Monsiváis, 1995:38).
Cuando los grupos opositores y revolucionarios de México hon–
ran la bandera, están dando a entender que se sienten parte de la
sociedad mexicana y desean ser aceptados como tales: "Todos so–
mos mexicanos"l l En ese sentido, también el
EZLN,
un grupo militar
que lucha contra el Estado por la vía armada, utiliza la bandera nacio–
nal mexicana como símbolo de la comunidad del pueblo y la entrega
con gestualidad solemne a sus aliados y simpatizantes.
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No cabe duda
de que al Estado esta apropiación del símbolo nacional por parte de
un grupo militante ha de parecerle en extremo ambigua. Por una
parte, constituye un cuestionamiento de su dominio hegemónico; por
otra, restituye la idea de una comunidad, una nación, si bien esto suce–
de introduciendo contenidos en parte completamente nuevos:
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Carlos Monsiváis señala, en efecto, que el vocero del
EZLN,
subcomandante
Marcos, que se presenta a sí mismo como antinacionalista, recurre aquí a símbo–
los patrióticos a fin de ganar un mayor número de mexicanos para la causa de los
rebeldes (Monsiváis, 1995:39).
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Es preciso tene r en cuenta la naturaleza disímil de las distintas formas de
nacionalismo: en Alemania sería impensable que un grupo revolucionario que
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