Con motivo del Informe de Gobierno elIde septiembre de 1996
la nueva asta fue por fin inaugurada por el presidente. Un ritual militar
acompañó la ceremonia. En las tribunas erigidas especialmente para
la ocasión alrededor de la explanada había unidades uniformadas,
mientras la plaza quedó cerrada para civiles. Todas las emisoras de
rac1io
y
televisión transmitieron ese acto solemne
y
simbólico. Unas ho–
ras más tarde el Zócalo ofreCÍa un escenario ideal para un fIlme: las
unidades militares uniformadas abandonaban la plaza a paso redobla–
do en todas las c1irecciones. A través de un gran altavoz se transmitía la
alocución del presidente
y
el aplauso de los políticos que en ese mo–
mento se hallaban reunidos en el Palacio de Gobierno . El asta
y
la
desproporcionada bandera quedaron en medio de la plaza como un
imponente
y
silencioso punto de referencia.
Sin embargo, la nueva asta no sólo estaba presente en el Zócalo,
sino en los controvertidos debates tanto en la prensa como en conver–
saciones privadas. El arquitecto Francisco López Morales, un colabo–
rador del Instituto Nacional de Antropología e Historia, me explicó
que la colocación del asta había sido una decisión unilateral del presi–
dente Zedillo. El
INAH,
institución que tiene a su cargo la catalogación
y
la protección de los monumentos históricos, expresó sus reparos
por las dimensiones
y
la forma de esa estructura monumental, pero la
decisión final se la arrogó el propio presidente (entrevista con López
Morales, 11 de noviembre de 1997). Otros críticos se expresaron en
forma similar, viendo en la orden del presidente nada menos que el
acto de autoescenificación de un soberano: "El señor presidente que–
ría un astabandera más alta e hizo construir esa cosa horrible, que
ahora es más alta incluso que la Catedral. El Zócalo sigue siendo el
lugar de lo ritual
y
de los símbolos" (entrevista con M. de los Ángeles
González, 27 de agosto de 1996).
Seguí preguntando acerca de otras posibles razones para esa me–
dida constructiva,
y
uno de mis informantes respondió lo siguiente:
Antes había una plataforma alrededor del asta que la gente usaba
para sentarse. Por tanto, creo que hicieron el nuevo asta con el propó–
sito de quitar la plataforma. Porque si alguien se sienta en una plata-
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