caída de los precios del petróleo, conformaron un
desequilibrio externo difícil de resolver y que, en–
tre otros resultados, significó la pérdida acelerada
de las reservas internacionales en virtud de las
circunstancias apuntadas.
La problemática anterior ubicó al año de 1982
como el punto de inflexión de las tendencias del
crecimiento económico del país. Las limitaciones
de los instrumentos y medidas adoptados en com–
binación con las sacudidas externas se mostraron
en forma fehaciente a través de graves resultados.
Para ese año, el
PIB
mostró en términos reales un
comportamiento negativo (-0.6%) por primera vez
desde la posguerra. Detrás de esa manifestación se
encontraban los obstáculos internos y externos a la
economía. Entre los externos cabe mencionar el
endeudamiento adquirido (88 300 millones de dó–
lares), el pago de intereses y amortizaciones que
por su monto tan elevado absorbieron buena parte
de los ingresos por exportaciones, y un acusa–
do retroceso en el nivel de las importaciones (de
23 948.4 millones de dólares en 1981 a 14 370 en
1982). En lo interno destacaron la retracción de la
inversión en 16.8%, el déficit presupuestal (que de
representar el 6.7% del
PIB
en 1978 alcanzó el
16.9% en 1982) y un nivel de inflación sin prece–
dente, del 98.8% (véase Cuadro 5.1).
En conclusión, para 1982, con graves dificulta–
des de oferta interna de bienes de capital y de
alimentos, con una orientación industrial hacia el
mercado interno, con un predominio del petróleo
en las exportaciones y con una fuerte concentra–
ción del ingreso, México, por su atraso económico
se veía sumido en una de las más severas crisis de
su historia.'*
De la crisis de 1982 a las políticas
del cambio estructural
Los resultados desfavorables en la actividad econó–
mica expuestos en los párrafos anteriores, y sinte–
tizados en mayores niveles de endeudamiento y de
déficit fiscal y comercial externo, hicieron necesa–
ria una reorientación de la política económica, a
partir de 1982.
Ibid.,
p. 18
Se diagnosticó que las dificultades del
país
consis–
tían en el desequilibrio de balanza de pagos y
presupuestal, en la inHacíón, en la pérdida del
crédito extemo y de la confianza interna (de los
inversionistas). Los problemas inmediatos eran
esencialmente monetarios yfinancierosy los reme–
dios tendrían que responder a este orden de de–
sajustes. También se reconocía la existencia de
problemas estructurales, es decir, de incompeten–
cia en la producción mexicana tanto en el mercado
interno como en el mundial.^
Ése fue el diagnóstico, y la alternativa de políti–
ca económica propuesta sería, en términos genera–
les, de índole restrictivo en lo financiero, y de
apertura comercial.
A partir de entonces, las negociaciones interna–
cionales sobre reordenación y financiamiento de la
economía se enfocaron a la búsqueda simultánea
de una recomposición económica y del llamado
cambio estructural. En términos más sencillos, a los
procesos de privatización y de apertura económica,
encaminados a reducir la participación y la regula–
ción del Estado en la economía, así como a la
inserción de ésta en el sistema económico interna–
cional, a través del fomento de exportaciones, so–
bre todo manufactureras.
La evolución económica emprendida marcaría
el inicio de una política de ajustes macroeconómi–
cos, la cual a su vez implicó una serie de cambios
profundos en el combate a la crisis. Entre su obje–
tivos pueden destacarse el mejoramiento de las
finanzas públicas, el control a la inflación y la citada
apertura de la economía del país,^ sin olvidar el
pago de los compromisos financieros de la deuda
externa y sus intereses.
Sin embargo, en ese mismo momento aparece–
ría con claridad un obstáculo serio para el cumpli–
miento de los objetivos pretendidos: la restricción
de oportunidades derivadas de las dependencias
financiera y comercial de nuestra economía con
^ Sergio de la Peña, "La crisis de los ochenta
y
sus consecuen–
cias sociales", en
Estructura económica de México.
Editorial
Quinto Sol. México, 1990. p. 247.
^ Véase, por ejemplo. Roberto Gutiérrez, " I ^ década perdi–
da para el desarrollo: ima evaluación preliminar", en
l.a
economia mexicana en la década de los ochenta,
UAM-X. Depar–
tamento Producción Económica. México, 1991, especial–
mente páginas 25 y 27.
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