orfandad infantil.
"Aquí, como en otras democracias, los gobiernos han tra–
tado de parar el ímpetu de la desigualdad por la vía de la edu–
cación pública gratuita y la seguridad social, medidas de 'gue–
rra contra la pobreza ' y la imposición fiscal progresiva.
"El presupuesto de Estaaos Unidos y la legislación imposi–
tiva de 1981 son un revés histórico en la dirección y en el
propósito. Pero el mensaje está bien claro: la desigualdad de
oportunidades ya no es más una preocupación del Gobierno
Federal. Claramente esto representa un giro de 180 grados en
relación con el compromiso de la Ley de Empleo de 1946, sin
mencionar la Ley del Pleno Empleo y del Crecimiento Equili–
brado de 1978, la 'Hamphrey-Hawkins Bill'. "^^
EL ASALTO AL PODER DEL NEOLIBERALISMO
AUTORITARIO EN AMERICA LATINA
Hemos dejado claramente asentado que el programa de Friedman
y asociados busca no sólo afianzar al mercado libre y eliminar la
participación del Estado en la vida económica sino que impulsa,
simultáneamente, el proyecto teocrático que pretende someter a las
"libres fuerzas del mercado" toda la vida política y social en abier–
ta réplica a la democracia y con gran desprecio por los métodos
propios de ella. En su doble vía, contrarrevolución monetarista y
tecnología política, se impulsa ei programa para América Latina.
Así lo afirma Thomas Molnai: "digamos claramente que el objeti–
vo principal del contrarrevolucionario es eliminar la democracia"'^
y que detrás de esta "barricada no hay nadie o, por lo menos, que
sólo está el Estado democrático [.. .] incapaz de defenderse"."
DE LA
"MANO
INVISIBLE" DEL LIBRE MERCADO
A LA "MANU
MILITARI"
DEL AUTORITARISMO
En América Latina, en Chile en particular, aunque también en
Argentina, Uruguay y ahora en Perú, la contrarrevolución moneta–
rista ha sentado precedentes que parecen de consecuencias irrever–
sibles. En cado uno de esos casos el programa de Friedman ha
probado de qué y de cuánto es capaz. Desde esos centros de la
contrarrevolución en la periferia se promueve el golpismo militar
y la expansión del monetarismo en los términos antidemocráticos
de la vieja ortodoxia económica pre-keynesiana. Los autores de
esta regresión, la presentan como la
Libertad de elegir.
Este "nuevo" liberalismo económico no es sino la versión de
trastienda del viejo liberalismo, doctrina que ya de regreso de
las "fuentes de la economía política clásica" y pasando por Bois-
guillebert, los fisiócratas y Smith, postula "la existencia de un or–
den económico natural que implica una toma de posición anti-in-
tervencionista"." Este liberalismo de añejo cuño, vislumbrado du–
rante^ la administración Nixon-Kissinger, sale del sínodo nocturno
de las academias platónicas de Chicago y Virginia al llegar al Gobier–
no el binomio Reagan-Haig, para "asesorar" a los heraldos de la
"buena nueva" en Estados Unidos y en el mundo. Es la era de
la contrarrevolución conservadora, pues "Ronald Wilson Reagan
es un cruzado, es el primer conservador que se proclama pública–
mente como tal y que llega a la Casa B l a n c a " . E n efecto, este
conservadurismo, ejecutado con "el fervor de una cruzada reli–
giosa",^' Alexander Haig lo sintetiza en los siguientes términos;
"la mejor vía para el progreso de Asia, Africa y América Latina
es el desarrollo de
mercados libres,
estímulos a la iniciativa privada
y flujo de inversiones externas"."
Está claro que la contrarrevolución monetarista conduce al fas–
cismo, pues en ninguna otra cosa puede desembocar "el objetivo
perfectamente alcaniable del capitalismo como tal".^" Sobre
todo, y de manera particular cuando históricamente está probado
que tal sistema sin reformas y sin control e intervención del Es–
tado en el mercado no puede conducir más que a regímenes de
presión, autoritarismo y cancelación de los más elementales
derechos duramente conquistados por las revoluciones políticas
populares. Esto se presenta con mayor claridad en América Latiha.
Pero no es todo. Desde el punto de vista económico y polílico lo
que prevalece es el fascismo montado sobre mercados libres, esta–
dos policías, supresión de partidos, clausura de congresos, cance–
lación de las libertades de pensamiento y de reunión, desocupa–
ción masiva, derogación del derecho de huelga y salarios a pique
en -una econom ía prácticamente de guerra o econom ía fascista.
Lo que los "Chicago Boys" llevaron a Chile, tras el derrocamien–
to y asesinato de Allende y el asalto al poder por parte de Pinochet,
fue precisamente el programa económico de Friedman. Se preten–
dió ofrecer el marco teórico ideológico a la nueva "oleada" del
militarismo, adicionar a la
manu militari
del totalitarismo la
mano
invisible
del libre mercado.
En efecto, Chile y Uruguay (desde 1973) y Argentina (desde
1976) son precisamente los casos de países latinoamericeuios que
en ta década pasada sufrieron un violento giro no sólo en su sis-