en 1943 Fríediich A. Hayek, ideólogo anunciador del neoliberalis–
mo. Entonces hizo notar su gran preocupación ante la amenaza de
las políticas "socializantes" de la Inglaterra de la época que esta–
ban llevando al país al fascismo, en estos términos:
'Es necesario declarar ahora la desagradable verdad de que esta–
mos en cierto peligro de repetir la suerte de Alemania (. . .) Focos
son los dispuestos a reconocer que el nacimiento del fascismo y el
nazismo no fue una reacción contra las tendencias socialistas del
periodo precedente, sino el producto inevitable de aquella corrien–
te"."
Pese a lo que los ideólogos de estas corrientes pudieran creer, la
implantación en los años setenta, del neoliberalismo que impulsan
Friedman y el mismo Hayek en los pueblos del Cono Sur de Amé–
rica Latina es precisamente una de las causas directas del fascismo
que padecen. La represión no sólo se concentra en los trabajadores
sino que perversamente se extiende a los propios empresarios. La
experiencia de Chile es dramática: "El régimen militar chileno ad–
virtió hoy (diciembre de 1982) que procederá con la 'máxima
severidad' contra quienes intenten alterar el 'orden establecido', al
confirmar la expulsión del país del empresario agrícola Carlos
Podlech (presidente de la Asociación de Productores de Trigo) que
fue detenido durante una concentración popular en protesta por
la situación económica, reunión que contó con la adhesión de im–
portantes sectores de pequeños productores del país".*"
Esa forma de capitalismo de brutal capacidad de acumulación,
ha conducido al nacionalsocialismo y al fascismo, resultante fatal del
liberalismo económico del
laissez-faire
en unión libre con el auto–
ritarismo y la represión."" "El fascismo —escribió en un penetran–
te y lúcido ensayo Lawrence R. Klein—, es la forma que adquirirá
nuestra sociedad capitalista, si no logramos realizar las reformas de
Keynes".*^ Tal parece ser el epitafio para los países de América
Latina que están sometidos al programa de la contrarrevolución
monetarista, donde el mercado libre y la Ley de Say deciden el
destino de sus pueblos, a la par que la privatización del Estado
completa el cuadro.
Si no logramos realizar tas reformas de Keynes, como postula
Klein, por la vía del desanollo de una verdadera economía mixta,
el fortalecimiento de los Estados nacionales y los sistemas demo–
cráticos, agregamos nosotros, el neofascismo se enseñoreará de
América Latina. Y "ta única cosa que el fascismo ha aportado des–
de 1939, ha sido la prueba renovada y múltiple de su barbarie".*^
Esta barbarie es la que ahora "racionaliza" en América Latina la
contrarrevolución monetarista.
En esto consiste el capitalismo fascistaaque se refiere Samuelson,
o el
modelo monetarista neoliberal autoritario,
como lo hemos lla–
mado nosotros. En otras palabras:
"Todo parece indicar que el modelo económico
'neoliberal'
siempre requiere orgánicamente de un Estado fuerte
y
autori–
tario. En un régimen keynesiano, las masas de trabajadores
son mtegradas a las formas de poder mediante numerosos me–
canismos socioeconómicos del Estado-providencia. En cam-
bio, en el régimen 'neoliberal', en el que precisamente estos
mecanismos entran en crisis —lo que permite hoy hablar de
crisis del Estado, del keynesianismo, de la socialdemocracia,
de los partidos, de los sindicatos, etc.—, no queda otro medio
de control de las masas que el aparato represivo, dotado de
las formas jurídicas del nuevo autoritarismo y de la ideología
de la movilización general contra las amenazas que pesan
sobre la seguridad de los ciudadanos. Se concluye que esta
libertad económica que dice defender el
'neoliberalismo'está
lejos de aumentar automáticamente las libertades
políticas.
Más bien lo contrario.
Concluimos en concordancia con la regla observada en América
Latina que implantar la
ley de mercado
hasta sus últimas conse–
cuencias supone para nuestros países la
ley marcial,
esto entraña
asociar de manera indisoluble la
mano invisible
del mercado con la
manu militari
del autoritarismo.
La contrarrevolución monetarista en cuanto teoría, política
económica e ideológica del nuevo liberalismo económico es
en realidad todo un programa político antidemocrático que
ha dado origen al modelo neoliberal autoritario y amenaza
extenderse a todos los pueblos de América Latina. Por tanto
no hay otra salida: con ella o contra ella. *
* E I 25 de enero de 1982 Friedrnan escribió en
Newsweek:
" P r e d i g o que la
política de mercado libre n o durará si el g o b i e r n o militar no es reemplazado
pr~t u n g o b i e r n o civil |. . .] De lo c o n t r a r í o , tarde o t e m p r a n o ,
y
probable–
mente m ú t e m p r a n o que tarde, la libertad e c o n ó m i c a sucumbirá al carácter
autoritario de las fuerzas armadas. E n pocas palabras. Pinochet ya no sirve
y debe irse. Se trata de una declaración sorprendente. . ,
Ante
esta
nueva
realidad
Friedman
ha reaccionado
cambiando
de opinión.
A h o r a dice [. . . ] .
he argumentado
durante
largo tiempo
que la libertad
económica
es una
con–
dición
necesaria
pero
no suficiente
para la libertad
política.
Me he
conven-