glo al siguiente; y, en realidad, muchos se hallan en sería
desventaja.
A prímera vista, esto indica que, una vez más, la His–
toria está confeccionando sus listas de ganadores y per–
dedores. El cambio económico y el desarrollo tecnológi–
co, como las guerras o los torneos deportivos, no suelen
ser beneficiosos para todos. £1 progreso, saludado por las
voces optimistas desde la Ilustración hasta nuestro tiem-
po,
beneficia a aquellos grupos o países capaces de sacar
partido de la ciencia y los métodos más nuevos, al tiem–
po que perjudica a otros, menos preparados lecnológica,
cultural y pob'ticameme para responder al cambio. Como
sucedió con la revolución industrial en Inglaterra, el pro–
greso tecnológico puede tener un efecto de difusión, de
tal modo que los niveles de vida de todos los miembros de
la sociedad acaben mejorando con el tiempo; sin embar–
go, eso nunca constituyó una explicación satisfactoria
para los tejedores manuales desempleados en ! 795, ni es
probable que convenza a sus equivalentes contemporá–
neos.
Además de emprender la difícil tarea de evaluar a los
ganadores y perdedores potenciales, esta obra también se
pregimta si las actuales fuerzas renovadoras globales no
nos están sacando de nuestros esquemas tradicionales
para situamos ante un singular conjunto de circunstan–
cias nuevas, donde las organizaciones sociales humanas
puedan no estar a la altura de tos i estos planteados por
la superpoblación, el daño ecológico y las revoluciones
tecnológicas, y donde la cuestión de los ganadores y los
perdedores se convierta en cierta medida en irrelevante.
Si. por ejemplo, el abuso continuo del medio ambiente en
los países en vías de desarrollo conduce a un calenta–
miento global o si se produce im flujo masivo de refugia–
dos económicos desde las regiones más pobres a las más
ricas del planeta, todos sufrirán las consecuencias en
grados diversos. En resumen, del mismo modo que las
rivalidades entre Estados-nación se están viendo supera–
das por problemas mayores, nosotros podemos vemos
obligados a reflexionar acerca del futuro en una escala
mucho más amplia que la que ha caracterizado la políti–
ca internacional en el pasado. Incluso si las grandes po–
tencias buscan todavía seguir en alza, o al menos no caer,
sus empeños podríím muy bien tener lugar en un mundo
tan deteriorado como para convertir gran parte de su
esfuerzo en inútil.
Como esta obra trata ante todo de grandes tendencias
globales, problemas ambientales, modelos demográficos
y
avances tecnológicos, quizá parezca que presta poca
atención a las dimensiones intangibles y no materiales de
nuestra existencia humana y social, a los valores espiri–
tuales y culturales. Esto puede ser cierto en lo referente
a los temas genet:ales de la prímera parte, pero una lec–
tura cuidadosa de los casos tratados en la segunda par–
te indica lo importante que son estas dimensiones en la
comprensión del motivo por el cual las diferentes socie–
dades reaccionan de modo diferente ante los nuevos de–
safíos. En reahdad, es probable que lo que más influya en
la respuesta de un país ante el cambio sean sus actitudes
sociales, sus creencias religiosas y su cultura. Los inves–
tigadores de aquellas civilizaciones del pasado que fraca–
saron en el intento de adaptarse al reto de la moderniza–
ción, señalan, ejemplo tras ejemplo, los obstáculos que
entorpecieron los nuevos progresos: una aversión a la
industria y Ь manufactura, una sospecha propia de man­
darines hacia el comercio y la empres^, una oposición
tradicional o rehgiosa a los usos occidentales capitalistas,
estructuras de poder que favorecían a los cortesemos, la
burocracia, los militares y la Iglesia, sistemas legales y
fiscales (o incluso de descarado pillaje) que discrimina–
ban a los empresarios y favorecían a los funcionarios.'*
A menudo, los escritores occidentales han dado por
sentado que tales obstáculos son característicos de las
sociedades orientales y africanas, en contraste con la
adopción por pane de Europa del racionalismo, el méto–
do científico y la experimentación que la llevaron con el
tiempo a ejercer su domirúo sobre el mundo." Tras los
extraordinaríos éxitos obtenidos en las últimas décadas
por Japón en los campos de la invención, el diseño, la
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