puse Alfonso de Membrillate;
a un señor que escribía hace
mu c h í s i mo t i empo , que ya falleció, que se llamaba Crespo
de la Serna, le puse Crespo de la Sarna; y a Cef erino Palencia,
que era mu y comp l ac t en t ey t o d o le parecía bien, le puse Ce-
ferino Complacencia,
¿no? Y e n f i n , prácticamente t odos los
críticos de arte han sido rebautizados por mí... a Jus t i no Fer–
nández le llamaba Tontino Fernández. Sería realmente infi–
nita la lista ¿verdad?
Creo yo que a pesar de que he tenido la inmensa
suerte de haber tenido dos críticos de cabecera (que eso es
importantísimo), y o c r e o q u e a l o q u e p o d r í a a s p i r a r un pintor
es a tener un crítico que lo siguiera a través de t oda su vida de
artista, y que fuera escribiendo sobre las diferentes etapas,
que lo conociera desde sus comienzos, ¿verdad?, que seña–
lara sus fallas, señalara sus tropiezos y señalara sus acier–
tos, ¿no?, y d e s p u é s t o d o e s o s e recogiera en un libro que re–
sultara mu y vo l umi noso .
Pocos artistas han tenido realmente esa f o r t u n a , y
creo que y o soy uno de los poquísimos que no sólo t u v o uno ,
sino que t u v o dos , dos visiones distintas, además, de un
mu n d o . Ellos son José Gómez Sicre, crítico de arte de una
enorme visión, de un enorme prestigio en toda Amé r i c a Lati–
na, que conoce mi obra desde que yo tenía 18 años, y desde
entonces empieza a escribir; su último t e x t o es un libro apa–
recido en Barcelona, primero, y en Nueva York, después,
que se llama
José Luis Cuevas, homenaje en papel,
o algo
así.
Pintor modelo,
son c omo dos títulos. Está editado por
Rizzoli, de Nueva York, acaba de salir hace apenas un mes,
ese es el último t ex t o de Gómez Sicre. Marta Traba, hasta su
muerte, escribe sobre mí. Dos gentes que de alguna f o rma
van rastreando t o d o lo que yo voy haciendo, t o d o lo que yo
v o y produciendo. Cuando me falta Marta Traba, ¿verdad?,
siento que habrá aspectos míos y de mi obra que no queda–
rán ya registrados, precisamente por la ausencia, ya física,
de Ma r t a .
Y o c r e o Hjje
q u e pod r í a
un p i n t o r es a'
u n c r í t i c o q u e lo s i –
gu i e r a a t r a v é s de
t o d a su v i d a de ar–
t i s t a , y q u e f u e r a
e s c r i b i e n d o s o b r e
las d i f e r e n t e s e t a –
pas , que lo c o n o –
ciera d e s d e sus c o –
mi enzos , ¿ve r dad? ,
q u e s e ñ a l a r a s u s
f a l l as , seña l a r a sus
t r op i e z o s y seña l a –
ra s u s a c i e r t o s ,
¿ n o ? , y d e s p u é s t o –
d o e s o s e r ecog i e r a
en un libro q u e re–
s u l t a r a m u y v o l u –
m i n o s o .
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