276
Tema y Variaciones de Literatura 40
con insistencia elementos simbólicos, como el mar y las estaciones
del año, que marcan ciclos en las existencias solitarias y sin sentido
en sus personajes que, a pesar de estar rodeados de gente se encuen-
tran en la más absoluta de las soledades, tal es el caso de una mujer,
madre de once hijos, quien no deja de lavar la ropa y de resentir la
ausencia del marido, en
Un huerto frente al mar
, o bien, el tremen-
do vacío que dejó la inesperada huida del hermoso caballo negro, en
la vida de la joven y bella Cynthia, que buscando encontrarlo nue-
vamente, se casa con un hombre con cara de caballo, pero sólo con-
sigue recordarlo más; dicha nostalgia, abandono y tristeza se agi-
gantan con la muerte de Lord Callander, que es quien da vida al
castillo; entonces el castillo vive, ríe y charla ameno mientras su
dueño existe, pero calla y se vacía cuando él ya no está.
La alquimia está presente desde el mismo nombre del libro, pero
no como la obsesión de encontrar la piedra filosofal o el poder
transmutar los metales más burdos en el oro más puro, sino como
símbolo de evolución y renovación del sentido y espíritu humano.
Esta mezcla de ciencia-arte-hechicería, tan común en varias obras
del romanticismo, está presente en los relatos a analizar. Tario, con
un humor negro que puede vacilar entre lo ridículo y lo macabro,
expone el final de un ciclo y el comienzo del otro, donde la muerte
física es menos importante que la muerte espiritual, no sólo del per-
sonaje, sino de lo que representa, es decir, de lo que simboliza.
El símbolo, lo subjetivo de lo objetivo
En un mundo marcado por el materialismo, como lo es el actual,
donde desde finales del siglo
xviii
se le da demasiada importancia a
los adelantos científicos y técnicos, donde los descubrimientos y la
ciencia marcan un límite entre lo real y lo ficticio, las imágenes que
forman el entendimiento humano discurren entre el signo y el sím-
bolo, siendo el primero una representación mental de algo que el
hombre pretende hacer real; que no tiene mayor significación que
para lo que fue creado. El signo es permanente en todas las épocas y
en todas las culturas, no cambia, busca unificar en él el saber huma-
no, tal es el caso de los números, las fórmulas químicas o matemáti-
cas. Entonces el signo es objetivo, sistemático y científico, creado
por la necesidad innata de agrupar el conocimiento.