Si yo quemo menos combustible fósil y mi vecino no prac–
tica ningún tipo de conservación, incurro en lo que puede ser un
costo muy elevado sin el beneficio correspondiente. Si se nece–
sitan más árboles en las selvas del mundo para evitar que las
temperaturas continúen elevándose, los árboles existirán sólo si
alguien consigue que plantar árboles sea más rentable que talar–
los. No es equitativo, ni eficiente, ni menos problabte, que los
dueños de las selvas puedan ser persuadidos para qae volunta–
riamente (y gratis) mantengan al resto del mundo abastecido de
suficientes eliminadores de anhídrido carbónico. Los que tienen
un alto nivel de vida material tendrán que pagar si desean con–
tar con un alto nivel de vida ambiental que acompañe a todo lo
demás que ya tienen.
Como los brasileños lo explican cuando talan sus selvas, no
están haciendo nada que no se haya hecho en Ohio 10 años an–
tes. Por supuesto, la diferencia es que los árboles del bosque tro-
pica! brasileño trabajan más y son mejores eliminadores de
anhídrido carbónico que los árboles de Ohio, pues los brasileños
tienen hojas doce meses al año. Si el mundo necesita árboles, es
más eficiente utilizar parte del ingreso obtenido en Ohio para
pagar el aumento del número de árboles en Brasil, que recon–
vertir a Ohio a la producción de árboles.
Esto podría hacerse fácilmente utilizando satélites para
medir las hectáreas de selva en Brasil y después, pagar a ese país
una renta anual por su selva, tan alta como para permitirle ga–
nar más plantando árboles que cortándolos y criando ganado.
Los sistemas como el alquiler de ¡as selvas brasileñas exigen la
presencia de organizaciones oficiales cooperativas. A causa de
los problemas del "free-rider" (usuario gratuito), estas institu–
ciones necesitan tener el poder necesario para recaudar los im–
puestos que permitirán preservar el medio ambiente global.
No será fácil resolver problemas como el calentamiento
global, a causa de ias largas secuelas que producen. (El anhídri–
do carbónico descargado hoy afectará a la atmósfera del mundo
dentro de 50 años). Cuando sea absolutamente claro que hay un
proceso de calentamiento global, será demasiado tarde para ha–
cer nada al respecto. Al mismo tiempo, no tiene sentido trastor–
nar los estilos de vida y gastar enormes sumas de dinero en un
problema inexistente. Estarán los que digan que hay que espe–
rar,^ del mismo modo que habrá algunos que dirán que hay que
actuar.'' La respuesta acertada es hacer las cosas que tienen sen–
tido, al margen de que exista o no un problema ilimitado de ca–
lentamiento global a largo plazo. En Estados Unidos esto signi–
fica un elevado impuesto para la gasolina; algo que tiene lógica
dado los problemas de la balanza de pagos y las inseguridades en
el suministro extranjero de petróleo. Desde el punto de vista
mundial, tiene sentido preservar a las selvas.
En definitiva, un medio ambiente sano permite sostener a
las poblaciones humanas. El uso de casi todo y la eliminación de
casi todo es un fenómeno directamente proporcional a un núme–
ro de personas que habitan el globo. ¿Cuántas personas puede
llevar cómodamente ese gran vehículo que es la tierra? La res–
puesta depende de las ideas acerca de los estilos de vida ópti–
mos.
Si la población mundial tuviese la productividad de los sui–
zos, los hábitos de consumo de ios chinos, los instintos igualita–
rios de los suecos y la disciplina social de los japoneses, el plane–
ta, podría sostener muchas veces su población actual sin
contaminación excesiva y sin privaciones para nadie. En cambio,
si la población mundial tuviese la productividad del Chad, los
hábitos de consumo de Estados Unidos, los instintos igualitarios
de India y la disciplina social de Yugoslavia, el planeta no podria
sostener ni siquiera una cifra cercana a la actual. Por desgracia,
la mayoría de los seres humanos parece corresponder a la cate–
goría Estados Unidos-Chad-Yugoslavia.
La interacción entre el número de personas que un área
dada puede soportar y los estilos de vida esperados puede verse
en lo que se denominó a principios de la década de 1960 el pro–
blema de ta "dieta mínima". ¿Cuál era la suma de dinero mínima
que un norteamericano adulto necesitaba para adquirir una die–
ta equilibrada correspondiente a un año? En cierto modo, con
relativa sorpresa, los economistas descubrieron que era posible
adquirir una dieta equilibrada por lo que era entonces la suma
de 79 dólares anuales y que hoy representaría 283 dólares. Sin
embargo, la dieta consistía en comidas que dependían sobre to–
do de habas y tocino, con suficiente zumo de naranja e hígado
para suministrar los minerales, las vitaminas y ¡as proteínas que
faltaban en las habas y el tocino. Y si uno estaba dispuesto a in-
1...,152,153,154,155,156,157,158,159,160,161 163,164,165,166,167,168,169,170,171,172,...277