En los niveles de productividad norteamericanos, se nece–
sitan alrededor de 2,5 millones de trabajadores de dedicación
total para producir bienes y servicios exportables por valor de
100.000 millones de dólares. Como el resto del mundo ha esta–
do obteniendo un excedente comercial de 100.000 millones de
dólares con Estados Unidos, por lo menos 2,5 millones de traba–
jadores en el resto del mundo deben sus empleos a ese exceden–
te comercial; incluso más si los excedentes de exportación co–
rresponden a países cuyos niveles de productividad son
inferiores a los de Estados Unidos. Cuando se interrumpe el
préstamo, se interrumpe el excedente comercial (los norte–
americanos carecen de fondos para comprar artículos extranje–
ros), y esos empleos relacionados con esas exportaciones desa–
parecen.
Pero eso no es más que el comienzo de los problemas en el
resto del mundo. Sin el préstamo extranjero, Estados Unidos de–
be obtener un excedente comercial que le aporte los fondos ne–
cesarios para pagar intereses por sus deudas acumuladas. Si el
préstamo se detiene cuando estas deudas se elevan a 3 billones
de dólares, Estados Unidos debe obtener un excedente comer–
cial de 300.000 millones para obtener los fondos necesarios que
le permitirán pagar los intereses, suponiendo una tasa de interés
del 10 por ciento. Un excedente comercial norteamericano de
300.000 millones de dólares significa un déficit comercial de
300.000 millones de dólares en el resto del mundo. Como
300.000 millones de exportaciones norteamericanas desplazan
300.000 millones de la producción de otros países, el resto del
mundo pierde otros 7,5 millones de empleos, es decir, un total
de 10 millones de empleos, Los cambios necesarios en la estruc–
tura del comercio internacional ciertamente serán grandes, y
pueden ser súbitos.
En Estados Unidos la reestructuración necesaria es inclu–
so más profunda. Cuando un país toma prestado dinero del res–
to del mundo, su consumo puede exceder su ingreso (produc–
ción). Con un déficit comercial, los norteamericanos llegan a
consumir unos 100.000 millones de dólares en artículos suple–
mentarios que no producen. Cuando el préstamo se interrumpe,
pierden esos 100.000 millones agregados a su consumo, pero co–
mo tienen que comenzar a pagar intereses en lugar de lomar
prestados los fondos para pagar intereses, hay otra disminución
inevitable de su consumo. Los 300.000 millones de dólares en
pagos por intereses debidos al resto del mundo, ahora deben ser
extraídos del bolsillo propio (antes se lo tomaba prestado de los
extranjeros y se entregaba a los extranjeros), para darlo a los ex–
tranjeros que ahora son los titulares de esos créditos. El consu–
mo total norteamericano disminuye en 400.000 millones de
dólares.
Tomar prestado al extranjero es esencialmente un modo
de elevar los ingresos actuales a costa de reducir los futuros;
cuanto mayor sea la suma actual, más elevada será la sustracción
mañana. Los norteamericanos han bajado la guardia en relación
con esta resta futura porque la toma de préstamos se ha prolon-
.gado tanto tiempo que parece que puede continuar eternamen–
te. Pero no es así.
Las posiciones de acreedor o deudor nacional neto se calculan
restando todos los actívos de propiedad norieamericana en el resto
del mundo, de todos los activos de propiedad extranjera en Estados
Unidos. A fines de 1982, a costos históricos, los norteamericanos po–
seían 152.000 millones de dólares más en concepto de activos en el
resto del mundo que lo que el resto del mundo poseía en Estados
Unidos.^ A principios de 1991, el resto del mimdo posee en Estados
Unidos 757.000 millones más de activos que lo que los norte–
americanos poseen en el resto del mundo.'
Uno puede discutir sobre la posición exacta de deudor ne–
to de los Estados Unidos. Varía según uno utilice los costos
históricos o los valores de mercado. El Departamento de Co–
mercio de Estados Unidos calcula que a finales de 1990 las deu–
das netas de Estados Unidos representaban sólo 361.000 millo–
nes de dólares a los valores del mercado.'" Los activos
norteamericanos en el exterior han sido adquiridos antes que los
activos extranjeros en Estados Unidos, y por lo tanto han tenido
más tiempo para valorizarse. Pero sea cual fuere hoy la condi–
ción exacta de deudor, son aplicables los mismos límites. Las
deudas más bajas simplemente significan que un país puede ad–
ministrar su déficit comercial por un poco más de tiempo que si
las deudas fuesen más elevadas.
Si bien el lenguaje de los préstamos extranjeros tomados y
concedidos técnicamente es correcto, resulta engañoso cuando