ra el éxito europeo, probablemente también es necesaria para el
éxito en el re&to del nmndo industriai.
SE NECESITA UN ADMINISTRADOR
PARA EL SISTEMA
Si se quiere que funcione, un sistema de cuasi-bloques de
intercambio comercial necesitará un administrador como suce
dió con el sistema del GATT-Bretton Woods. Alguna nación tie
ne que asumir un papel de liderazgo y concentrar la atención en
las cosas que es necesario hacer para preservar y mejorar el sis
tema. Los países no pueden atender constantemente a sus pro
pios y eslrechus iiuereses ecunóiuícus individuales. Si lo hacen,
ningún sistema puede sostenerse por sí mismo mucho tiempo.
Alguien tiene que asumir un papel de liderazgo si el mundo no
desea dividirse en bloques comerciales antagónicos, en los cua
les cada uno intenta excluir de su dominio al resto.
Estados Unidos representó este papel durante la última
mitad del siglo XX gracias al hecho de que era de lejos la eco
nomía más importante del mundo. En su condición de única su
perpotencia económica, no administró mediante el
diklat,
pero
era un líder principal al que no podía desafiarse fácilmente. To
dos necesitaban acceso a la econorm'a norteamericana si querían
prosperar. Estados Unidos mantenía a raya las amenazas milita
res del oso ruso y el dragón chino. El poder militar podía usarse
implícitamente para obtener cooperación económica. Ese mun
do ha desaparecido, pero el mundo todavía necesita un adminis
trador. En el siglo XXI el administrador de la economía mundial
será un par entre iguales, un líder por consenso.
Ni Japón ni Alemania pueden representar este papel. Las
cualidades administrativas de Alemania se concentrarán en la
construcción de la Casa de Europa durante la primera mitad del
siglo XXI. Le quedará poco tiempo o talento para destinarlos a
problemas más amplios. La cultura cerrada de Japón determina
que sea casi imposible que los extranjeros participen en las deci
siones japonesas. En consecuencia, las decisiones de Japón no
podrán exhibir sensibilidad suficiente para contemplar las nece
sidades y los deseos del resto del mundo, de modo que este se
muestre dispuesto a aceptar el liderazgo japonés. Asimismo,
tanto Alemania como Japón soportan las consecuencias de una
historia militar cuyos efectos prolongados hacen improbable
que muchos de sus vecinos estén dispuestos a someterse a ese li
derazgo.
Feliz o infelizmente, el liderazgo internacional es el único
lugar en que el poder militar cobra importancia. Como Estados
Unidos será ia única superpotencia militar del mundo durante el
siglo XXI, no queda más alternativa que convertirlo en adminis
trador del sistema. Si rehusa administrar, lo cual bien puede su
cceder, entonces no habrá administrador. Casi por definición, las
superpotencias militares son países que no pueden ser adminis
trados por otros. Si otra nación intentara administrar el sistema,
Estados Unidos podría usar fácilmente su poder militar para
frustrar esa administración.
En teoría, Estados Unidos podría adaptarse suave y ele
gantemente a una situación en la cual su PNB per capita estuvie
ra cayendo en comparación al de las naciones más desarrolladas,
y aun así ser un buen administrador del sistema comercial del
mundo, un gigante militar amable. Pero en términos realistas, es
improbable que suceda tal cosa. Si los norteamericanos perci
ben que son continuos perdedores, más tarde o más temprano
formarán un círculo defensivo, y mantendrán fuera a otros, o
atacarán a los que con razón o sin ella, crea que son los culpables
de su fracaso. Con su negativa a cooperar, Estados Unidos posee
el poder necesario para destruir el sistema económico mundial
del siglo XXI.
A causa de esta realidad, ei resto del mundo tiene un in
terés directo en el éxito de la economía norteamericana. El res
to del mundo poco puede hacer para ayudar a Estados Unidos a
resolver sus propios problemas económicos internos, pero el
mundo necesita una economía norteamericana con éxito. Para
representar este papel, Estados Unidos no necesita contar con la
economía más próspera del mundo, pero sí tiene que estar en la
carrera, corriendo con la manada, si es que va a representar ese
papel que sólo él puede representar.