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Tema y Variaciones de Literatura 40
imágenes mentales a palabra escrita. Así la obra fue apareciendo
nuevamente.
Sin embargo, la situación vivida por el escritor en España no
significó precisamente un viaje colmado de abundancia: con pocas
monedas en el bolsillo, y renuente a pedir ayuda o regresar a Méxi-
co por dinero, las condiciones fueron deteriorándose según transcu-
rrían las semanas, viéndose en la necesidad de elegir el mejor modo
de supervivencia con el fin de ahorrarse algo de dinero que pudiera
solventar futuros gastos en aquella tierra donde era un desconocido.
A esto se sumó su enfermiza condición física, la cual siempre lo
mantuvo anclado, al menos corpóreamente, inconveniente que no le
permitió ser un guerrillero pleno, un revolucionario de acción: por
un lado, se enfrentó a un dolor de muelas que le aquejó en plena Na-
vidad, dolor que proliferaba en ambos lados de la boca; por otro
lado, la ingestión diaria de medicamentos —lo cual le ocasionaba
sueño, en diversas ocasiones— también le provocó una severa gas-
tritis, producto de tanto fármaco.
Se sabe que Luis Carrión frecuentó un bar de reputación oscura de
nombre El Maño, ya fuera para beber o comer. También se conoce
que dedicaba bastante cantidad de tiempo a observar durante la cami-
nata los distintos rincones próximos de aquella patria. Es probable
que en esa ocasión haya visitado Mataró, por el fragmento onírico que
traslapa a manera de visión en
El infierno
…
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Es probable. Pero todo
esto significó una pieza más en la construcción de la novela, el en-
samble para hacer tangible aquella energía que la creación brinda.
Luis Carrión abandona Badalona a finales de enero de 1974, y a
su regreso a México trae consigo alrededor de tres capítulos de lo
que aún en ese tiempo conservaba el título de
Pabellón siquiátrico
.
No obstante, Carrión Beltrán siempre expresó acerca de su viaje a
España que había sido realizado más por presión familiar que por
deseo propio. Sea cual sea la verdad, la mayor parte de la novela fue
escrita en el extranjero.
A finales de febrero de ese mismo año, estando de viaje en Vera-
cruz, y en las postrimerías del carnaval, conoce en uno de esos epi-
sodios de fiesta a una joven de nombre Martha Rivera, de quien se
enamora perdidamente y con quien a los pocos meses comienza a
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“—¡No, espérate! —grita Jacinto—. Ahora tienes que escuchar lo que yo hago
de la limitación, porque si yo no soy tan político, sí me trajo a la memoria un viaje
que hice a España. Estaba yo viviendo en Badalona y fui a Mataró a visitar a un ami-
go.” Luis Carrión,
El infierno de todos tan temido
, 1975, p. 86.