Francisco Gabriel Binzhá
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del autor en negro sobre un fondo blanco mate, y secuestrando la
vista la imagen que el autor decidió utilizar para la portada: la viñe-
ta de Goya número 43 de
Los caprichos.
Parte de esta censura también tuvo su contraparte dentro de la
crítica literaria. Los círculos trazados por la crítica en el momento
en que
El infierno de todos tan temido
apareció se situaron en tres
niveles: los primeros artículos dibujaron de una manera nítida la
imagen del escritor: hicieron la presentación respectiva ante el pú-
blico lector, y le brindaron la oportunidad de aparecer no sólo como
el autor desconocido de artículos políticos que había escrito ya para
ese fin de otoño de 1974, sino como un escritor capaz de situarse en
las altas esferas del mundo literario. Estas líneas estuvieron referi-
das más a las preocupaciones recientes que el premio le propiciaba
y sus planes a futuro.
El segundo nivel en el que aparece la crítica —aunque no lo es
propiamente— es en el momento en que comienzan a realizarse las
respectivas entrevistas con el autor. En este sentido, la situación re-
sultó escasa. Sólo existió una continuidad entre el dar a conocer al
autor y la obra ganadora, y lo que el autor opinaba meses posterio-
res a la publicación de ella: la periodista Margarita García Flores
entabló una conversación con Luis Carrión en diciembre de 1974,
conduciéndose por los laberintos de su personalidad, sobre su traba-
jo como creador, pero sobre todo, poniendo énfasis en su otra obra,
la no ganadora de premios, su obra subterránea.
Cuatro meses pasarían para que de nueva cuenta se volvieran a
encontrar. Las líneas que cruzarían dicha charla estarían sacudidas
por un objetivo pleno: el hablar de la obra, de
El infierno de todos
tan temido
, partiendo de la lectura de Margarita García Flores hasta
confrontarse con la intención original del autor. Obvio resulta que
esta aproximación, más allá de una crítica directa, significaba una
explicación por parte del autor con respecto a sus personajes, con-
forme a la historia planteada y respecto a su posición política. De
cualquier manera, era un acercamiento directo con la idea primaria
y próxima al origen de la creación, secundado por ver los resultados
que una convocatoria había prometido también.
En esa ocasión, Margarita García Flores describiría la morada
del autor: “Estamos en el departamento-estudio donde viven. ‘Me
lo presta mi hermana’, dice Luis. Al fondo se ve el bosque del Pe-
dregal. Esta pareja de atormentados vive en un lugar hermoso. Luis