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Tema y Variaciones de Literatura 40
to —le escribiría Carmen Balcells a Luis Carrión—, pero las gestio-
nes son desgraciadamente muy lentas y es tal la recesión editorial
en lo que a traducciones se refiere, en la mayoría de los países, y tan
escasos los resultados positivos, que no es de extrañar la situación
de su libro.”
En México, la situación de la obra no mejoró: el resto del tiraje
nunca salió, y de los diez mil ejemplares tirados, una buena canti-
dad quedó embodegada.
Resultaba entonces obvio que era la misma casa editorial la que
dificultaba el proceder. Anunciar una obra ganadora con tan directa
imagen que nada tenía que ver con el contenido de la misma, era
atentar hacia ella, debido a que las circunstancias políticas y la heri-
da dejada en octubre de 1968 aún dolían, y el público estaba un tan-
to exhausto de vivir todo aquello, desinteresándole otro infierno
más, el leído. A esto se le sumaba la ideología de izquierda plena
manejada por el autor. Claro estaba que era un boicot de índole polí-
tica, que el Estado en una de sus vértebras —la cultural— ejercía.
La pregunta quizá sea, ¿cómo es que una obra que atenta y cues-
tiona al Estado y su manera de actuar, resulta ganadora en un certa-
men hispanoamericano? José Miguel Oviedo escribió al respecto:
Goytisolo y yo no sólo fuimos concientes de los errores y defectos de la
novela […], sino que entendimos que en ella había virtudes literarias (y
no hay que olvidar, para medir los alcances de ese juicio, el carácter es-
pecífico del certamen: primeras novelas de un autor) suficientes como
para desatender las odiosas adhesiones políticas de Carrión Beltrán
(elogiar a Siquéiros para denigrar a Trotsky es una de ellas) […] No nos
sedujo, pues, el simplismo político del autor: lo advertimos y lo recha-
zamos: no hubo ni ingenuidad ni oportunismo. Premiarla no supone ne-
cesariamente convalidar esas ideas, como admirar a Borges no supone
creer en la eternidad, ni disfrutar a Bierce es lo mismo que apoyar el
crimen […] Que no quisimos jugar ningún juego izquierdizante ni bus-
car la fácil simpatía de nadie, lo demuestra un hecho objetivo e incon-
trovertible: el jurado otorgó una única mención honrosa a la novela de
un autor cubano exiliado. Que no se sospeche […] que nos interesaba
congraciarnos con el anticastrismo, para compensar.
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Finalmente, con todos estos altibajos, la obra aparece en librerías a
finales de abril de 1975. Con el nombre de la obra en color rojo y el
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J. M. Oviedo,
loc. cit.