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Tema y variaciones de literatura 44
bola, por tanto, del sueño que significa existir para algo. La
existencia como escape. Pero, ¿admite este tipo de lectura el gé-
nero fantástico?
Todorov, en su
Introducción a la literatura fantástica
,
3
caracte-
riza el género arguyendo que en un mundo familiar irrumpe algo
difícil de explicar. O bien se trata de una quimera, producto de la
imaginación, y el mundo sigue siendo el que es, o bien el hecho
sucedió efectivamente y entonces la realidad que creíamos cono-
cer obedece a leyes que desconocemos. Resulta fantástico porque
no podemos decidir lo uno o lo otro, no hay respuesta, nos coloca
en la incertidumbre. Lo fantástico es esta vacilación, la ambigüe-
dad experimentada por el personaje, por el lector o por ambos. La
posibilidad de explicar esta irrupción por leyes naturales o sobre-
naturales y vacilar ente ambas constituye el efecto. El misterio, lo
inexplicable, lo inadmisible se introducen en la vida real. Si se acep-
ta lo sobrenatural, estamos ante lo maravilloso; si se le explica, es-
tamos ante lo extraño. En ambos casos se pone fin a lo fantástico.
La incredulidad total o la fe absoluta nos ponen fuera del género.
Su vida es la vacilación.
4
El lector debe titubear. La ambigüedad
debe subsistir hasta el final. La lectura, además, no debe ser ni
poética ni alegórica, pues con la imagen y la metáfora sabemos
que se está diciendo otra cosa, la cual pide una interpretación.
Hay una clase de literatura, argumenta Todorov, que es fun-
damentalmente representativa —en ella entra la ficción—, y otra
que no tiene esta aptitud para evocar, como es el caso de la poe-
sía. Las imágenes poéticas no tienen una misión descriptiva. Leer
poéticamente constituye un obstáculo para lo fantástico, porque
este tipo de lectura rechaza la representación y, por tanto, la fic-
cionalidad propia del género. Todorov también distingue entre un
sentimiento alegórico y uno literal, o entre un sentido propio y
otro figurado. En una alegoría existen dos sentidos para las pala-
bras, donde uno lleva al otro. El sentido literal tiende a ser irrele-
vante. De este modo, la alegoría también mata lo fantástico, la
representatividad. El último golpe mortal que puede recibir el gé-
nero es cuando se busca ejemplificar una idea por medio del rela-
to, idea expresada al principio como tesis o en algún momento
como moraleja.
3
Tzvetan Todorov,
Introducción a la literatura fantástica,
1987.
4
Ibid.
, p. 28.
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